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Heráclito
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My Custom Emoticon Respuesta: la peligrosa ciudad subterránea de Las Vegas en la que viven cientos de personas

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Cita:
Robert y la "mentalidad de tribu"

De acuerdo a las cifras del gobierno de la ciudad, más de 6.500 residentes de Las Vegas carecen de vivienda permanente y casi el 65% duerme en el exterior.

Y las organizaciones que trabajan con las personas sin hogar calculan que en los túneles viven hasta 1.500 personas.


El gobierno municipal calcula que más de 6.500 residentes de Las Vegas carecen de vivienda permanente y casi el 65% duerme en el exterior.

En noviembre de 2019 el concejo municipal aprobó una ordenanza que convertía el sentarse, descansar o "alojarse" en las aceras en un delito menor punible con un máximo de seis meses de cárcel o multas de hasta US$1.000, y que fue descrita por sus críticos como "la más draconiana del país" contra las personas sin hogar.

Empezó a aplicarse en febrero del año siguiente, aunque antes de multar o arrestar a los infractores, se les pide que se trasladen al Corredor de la Esperanza (Corridor of Hope), un distrito que concentra servicios para los sin techo.

Allí, en el Courtyard Homeless Resource Center, una iniciativa de US$20 millones, pueden ducharse, comer, dormir, se les provee entre otros atención médica y de salud mental, y asesoría laboral y legal.

Según los datos municipales, 6.081 personas accedieron a esos servicios en 2021 y un promedio de 371 pernoctó en sus instalaciones, que se están ahora ampliando.

Y se complementa con otro programa, con el que equipos formados por representantes de distintas agencias trabajan directamente en la calle.

"El objetivo de la ciudad no es arrestar a las personas sin hogar. La práctica de la ciudad es trabajar con las personas sin hogar para ayudarlas a estar saludables, tener vivienda y que puedan ser contratadas", le subraya un vocero del gobierno municipal de Las Vegas.

La ciudad de Las Vegas es solo una de varias jurisdicciones que conforman el área metropolitana de Las Vegas y que brindan servicios a personas sin hogar.


Robert Banghart vivió tres años en los túneles y ahora trabaja con la organización Shine A Light para que otros sigan su ejemplo.

Robert Banghart, hoy director de divulgación de Shine A Light, pasó por el que prefiere llamar el "corredor de la desesperanza" y también habitó el subsuelo.

"Decidí meterme en los drenajes porque me invitó un conocido que dormía en ellos. Llevaba años viviendo en las calles, donde todo es muy aleatorio: quizá un turista te da de comer, igual puedes conseguir tú algo por tu cuenta, nunca sabes dónde vas a terminar… Así que cuando bajé allí sentí algo similar a lo que siento ahora al llegar a casa", le dice a BBC Mundo cuando caminamos de regreso a la entrada del túnel del Rio.

Aunque matiza que habla de una vida "muy primaria", donde solo importaba saciar la necesidad más inmediata: "Necesito agua, necesito comer, necesito drogarme".

Y para gente en esa situación los desagües pluviales pueden ser refugios listos para ser usados: tienen un techo y paredes de hormigón, y proveen protección frente a las temperaturas de hasta 40 °C en verano y los fuertes vientos del Mojave.


Hay túneles en los que sus habitantes viven con lo básico. Otros los han acondicionado como hogares.

"Además de que nadie te ve ni te molesta", sigue Robert, repitiendo lo que ya les hemos escuchado decir a Rick y a Jay.

Efectivamente, no están vigilados o patrullados. El Departamento de la Policía Metropolitana de Las Vegas (LVMPD) le confirmó a BBC Mundo que trabajan con organizaciones asociadas y que son estas las que se encargan de advertirles a los habitantes de los túneles sobre los peligros de vivir en ellos y de brindarles recursos para hacer la transición a una vivienda.

A Robert le llevó años dar ese paso.

Y lo que fue determinante fue una paliza que le dieron otros tres sin techo.

"Me atacaron y me dejaron olvidado en las vías del tren. De allí fui llevado al hospital, donde me resucitaron un par de veces", recuerda mientras caminamos y empezamos ya a vislumbrar la boca del túnel.

Allí empezó a involucrarse con la organización para la que ahora trabaja, primero como voluntario y después en su rol actual, para tratar de ayudar a que otros sigan su ejemplo.

"Tenemos lo que llamamos una mentalidad de tribu y construimos relaciones", dice.

Beverly y su comunidad

Lo vemos en acción cuando hemos salido ya al mundo exterior y nos encontramos con Beverly junto a la boca de un túnel contiguo.


Beverly tiene 44 años y lleva seis años viviendo en el túnel frente al casino Rio.

Rubia y delgada, con la piel curtida y algunos dientes de menos, acaba de poner algo que no alcanzamos a ver a cocer en una olla y está tendiendo unas cuantas prendas —un pantalón beige, un vestido blanco y ligero con flores azules— que ha lavado en un recipiente de plástico.

Nos cuenta que es originaria del estado de Misisipi, pero que un día conoció a un tipo que le dijo "vámonos a viajar". Sin entrar en detalles de cómo, terminaron en Las Vegas. Tiene 44 años y lleva seis en este túnel.

— Querida, ¿y tú cuándo vas a salir? — le pregunta Robert.

— No lo sé. No es fácil. Solo te puedo decir que hoy no es el día.

— Recuerda que te podemos ayudar. Si conseguiste salir adelante aquí, lo puedes lograr en cualquier parte.


Beverly dice sentirse parte de una comunidad en los túneles.

Antes de marcharnos, Beverly nos dice que allí se siente parte de una comunidad.

"El primer túnel es especialmente activo", asegura, señalando a unos vecinos que se hacen compañía y nos observan de reojo desde unos metros más allá.

"Cada túnel tiene su propia personalidad", nos explicará después Robert.

"Hay algunos más organizados, con ciertas jerarquías. Y sí, algunos son muy básicos, pero en otros sus habitantes han construido sistemas de alumbrado, los han acondicionado, han puesto muebles… Te sorprenderías de lo que hay ahí abajo".

La "cueva" de Steve

Es el caso del túnel que conocen como el de Ali Baba, situado en una zona industrial al oeste del Strip. Aunque el que sale de esta cueva es Steve.


Steve sale de entre las cortinas de su casa en el túnel al que se conoce como el de Ali Baba.

Deslumbrado por la luz que a primera hora de la mañana a finales de abril ya es potente, se coloca inmediatamente unas gafas de sol de montura beige y se termina de abotonar su camisa azul chillona.

Nos invita a sentarnos en la entrada, donde tiene colocada una mesa con sillas, un sillón y una barbacoa, mientras sujeta con pinzas una esquina de la cortina negra que oculta el resto de su casa.

Una voz de mujer —su novia, quien no se identifica — advierte desde dentro que no estamos invitados a cruzar ese umbral.

Pero la tela negra a medio levantar nos permite curiosear y comprobar que en el interior han colocado alfombras, otra mesa, estanterías llenas de instrumentos de cocina y otros objetos.

Steve, quien tiene 57 años, se levanta y con la ayuda de un andador nos da un tour por el patio de su hogar subterráneo, mientras nos cuenta una historia similar aunque distinta a la de los otros habitantes de los túneles.


Steve dice que su objetivo es mantener limpio y ordenado en túnel en el que vive.

Sus padres llegaron a Las Vegas "con grandes sueños", a abrir un casino. Él creció en esa industria, que finalmente lo empujó al alcohol y a las drogas.

Tras un tiempo viviendo en las calles de la ciudad, llevan seis años aquí.

"Vinimos aquí a estar tranquilos y a desaparecer del mundo. Aunque ya antes del túnel éramos en cierta forma invisibles".

Con esa última frase retumbándome en la cabeza damos por finalizada la visita a la Las Vegas subterránea.

Ya de noche, cuando todos los neones estén encendidos y camine como turista por el Strip, no podré evitar fijarme en la madre que pide dinero tocando el violín mientras su hijo de no más de seis años mata el tiempo con el celular, en las jóvenes en tanga que reparten volantes de un club de strip tease a los pies de la réplica de la Torre Eiffel, en la mujer que vende globos "muy baratos", en español, frente a la fuente del Bellagio.

Observaré al hombre que saca latas de la basura y al que recoge los bidones de agua y cubos de plástico con los que construye una batería para ofrecer conciertos improvisados en la acera. ¿Dónde terminarán su día? ¿A qué casa llegarán a dormir?

"Siete de cada 10 personas en este país viven sueldo a sueldo y algunas están a una o dos pagas de quedarse sin hogar", me advirtió Robert. "Una mala decisión, un desgracia, un error, y te quedas en la calle".

Y cuando llegue al Caesars Palace pensaré en que en algún punto bajo mis pies, no muy lejos de allí, estarán seguramente Rick, Jay, Beverly y el resto de los habitantes de ciudad subterránea de Las Vegas.
Fuente: BBC Mundo

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Última edición por Heráclito; 10-05-2023 a las 18:15:28
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