Hay flores que crecen en el pantano... En medio de la decadencia del barrio, de sus abjectos y bizarros protagonistas, de sus chirretes, de sus putas hoy por hoy en su mayoría mercenarias desterradas y sin ilusiones, de su paisaje ruinoso más parecido al gueto de varsovia qué al shangri la del placer bogotano, en medio de ese pantano decadente, lleno de putitas mugrosas y hambrientas como las que había en macondo al final de sus dias, pamplemusas qué no son ni la sombra de aquellas magníficas guarichas qué pululaban por sus calles,ni mucho menos que aquellas odaliscas del placer qué servían cerveza a los aces en aquel paraiso qué eran sitios como paisas, la piscina o el castillo... En medio de ese paisaje lunar aparecen de vez en cuando esos seres efímeros qué así sea por alguna semana, tal vez unos días o unas pocas horas, llegan y hacen qué todo valga la pena, si, hablo de Estefania, una de nuestras mejores embajadoras qué regreso de las tierras de Quevedo y de Lorca para traer placer a este sufrido platanal y redimir el barrio, regreso y estará por poco tiempo...
Gracias al oportuno chivatazo de un colega pude encontrar a esa preciosa valquiria en troya, qué con su vestido blanco y transparentando era la propia Freyja mandada por odin a llevar al valhalla del placer a algunos pocos guerreros, y yo quería ser parte de ese selecto grupo. Hubo qué esperar pacientemente y no puedo culpar a aquellos verserkers qué me antecedieron, la espera valió la pena para estar en medio de las piernas de esa diosa de ojos verdes como el yggdrasil y de infinito cabello negro, tan negro como las alas de un cuervo, era imposible no dejarse arrastrar al máximo placer en cada uno de sus gemidos, de sus espasmos, fue una lucha a muerte desprovista de toda violencia y consagrada al placer, al disfrute de esas felaciones tan intensas, de esas manos rodeando mi miembro erecto, de esa cabalgata epica digna de ser disfrutada con música de wagner, del orgasmo y posterior satisfacción.... Cofrades... Estoy en Valhalla.