Los extremos son viciosos y si bien deben respetarse las creencias religiosas, éstas pertenecen al fueron íntimo de cada persona; pero cuando se compromete una institución del Estado la perspectiva cambia no sólo por el carácter laico del Estado según la Constitución, sino por el nivel de fanatismo que conlleva.

Sorprende la poca información que tenía el presidente sobre las andanzas fundamentalistas del general Sanabria. Recuérdese que para que este asumiera la dirección de la Policía, debieron pasar a retiro una cantidad inusitada de altos oficiales.

Lo denunciado por Noticias Uno parece un chiste, pero es una cruda realidad que asombra e indigna.