El cine es una deliciosa mentira que nos apasiona, nos lleva a mundos que nunca soñamos, nos hace partícipes de hazañas increíbles, nos hace llorar y amar y muchas veces la fantasía de la pantalla es más real que la vida misma.

En una reciente entrevista, el escritor español Juan José Millás hablaba de la vida gobernada por el azar cuyos hechos no necesitan justificación porque simplemente suceden y eso es suficiente para que se constituyan en veraces. En cambio, en la literatura, y en el cine, por supuesto, los hechos tienen que tener justificación para que sean creíbles.

Por eso nos parecen tan reales, incluso más que los cotidianos porque ante nuestros ojos tienen el por qué que nos hace falta en la vida diaria y eso es lo que nos fascina porque en la gran pantalla encontramos las respuestas que no tenemos en nuestra vida.

No importa el cómo, lo cierto es que lo que vemos en la pantalla es tan nuestro como la visita al médico, las compras en el supermercado o los besos a nuestra pareja. Todo depende del ingenio de los que hacen posible el cine, lo repito, una deliciosa mentira convertida en verdad: