Iban apenas seis minutos del complemento cuando el ave arribó a la cancha y, lejos de sentirse incomodado ante la presencia humana, decidió sentarse a los pies de un jugador del Estoril. Este le informó al árbitro de la situación, quien no tuvo más remedio que frenar la acción hasta que animal abandonara el campo.

Ante lo absurdo de la situación, ninguno de los futbolistas supo que hacer con el pájaro amarillo y ni siquiera intentaron espantarlo. Por ese motivo, tuvieron que salir algunos de los colaboradores del Estrela da Amadora a intentar cazar al guacamayo, aunque no les fue muy bien...

Lo que los miembros del cuerpo técnico quisieron hacer fue tirarle una campera encima al animal, para así evitar que se escapara y poder agarrarlo fácilmente. Sin embargo, no contaron con la astucia del ave, que se quitó fácilmente la prenda de encima y luego huyó volando ante las risas de los espectadores.