Morocco Mole es un personaje secundario -muchos dirían un pendejo (¡Boludos de mierda! Siendo tan lindo que es)- del universo de Hanna Barbera, concretamente el ayudante del arrogante y ese sí pendejo Inspector Ardilla.

Tú ves a ese topito como tan inocente, tan güevón, tan humilde con esas gafitas y ese fezecito que realzan su expresión tierna y acontecida, la de aquellos que no buscan ser el centro de atención pero que en sí llevan ese lado sexy y encantador que se despierta en los momentos exactos… Y que son las verdaderas estrellas.

Si me pongo un poco más tradicional, te diré que lo de los marroquinenses no es tan extraño ni sorpresivo como se dice de ellos, una idea recurrente que podés leer en cualquier parte por estas fechas mi so. Estos verracos, contando los cinco encuentros que hasta ahora han disputado en esta edición de la World Cup llevan diez partidos invictos al hilo, acumulando durante la campaña siete victorias y tres igualdades, catorce goles anotados…, y tan solo dos encajados.

¡Los marroqueños son entonces una muralla, papá! En el campeonato de Qatar el único tanto en contra que han sufrido se lo marcaron ellos mismos, ¿qué paradoja no?, un autogol frente a Canadá en la fase de grupos. Y antes de esa anotación en propia puerta, el peculiar arquero titular de Marruecos Yassine Bounou (llamado Bono en su camiseta, nacido en Canadá y que habla perfectamente español con acento ríoplatense. Él mismo e declara además hincha del River argentino), acumulaba un invicto en su valla de 662 minutos.