Ellos mismos, los petristas, cavaron su propia tumba. Al "quemar" a Fajardo como lo expuso gráficamente la senadora Zuleta, le mandaron sus votos a Hernández.

Si Fajardo no hubiera pasado a segunda vuelta y hubieran tenido para con él una distancia respetuosa, hubiera tenido una votación importante (13%), y la mayoría de estos votos habrían engrosado los de Petro. Ahora que son de Hernández, no hay posibilidad que los recoja Petro.

Es más, muy seguramente los casi 900.000 votantes de Fajardo se abstendrán o en su mayoría se irán con Hernández. Al debilitar el centro perdieron un aliado importante para la segunda vuelta y con ello, la presidencia.