Ese día habíamos ido a tomar vino con unos amigos y amigas, recuerdo su pequeña falda y cómo se veían sus piernas cruzadas mientras charlabamos. Definitivamente no era el único que estaba concentrado en esas lindas piernas, que invitaban a ver qué había más allá, donde inicia la sombra de su falda y apenas se ve algo... para mi, saber que no llevaba ningún tipo de ropa interior, me mantenía con una gran excitación.
Cuando terminó la noche de copas, cada quién se fue para su casa, sin embargo debimos darle posada a una de las personas con quien fuimos a aquel bar, pues él vive bastante lejos.
Al llegar a casa, prácticamente sin mediar palabra, ella se dirigió a la habitación, ví que encendió la luz, hizo algo de ruido, y luego ya estaba en silencia, supongo que por su cansancio y el licor, se quedó dormida. Él y yo nos tomábamos un par de cervezas que habíamos comprado antes de que el bar cerrara. Unos 10 minutos después, la persona con la que estaba me pidió el baño, obviamente no hay ningún problema con prestárselo. Nuestra casa es pequeña, es casi un aparta estudio, por lo que el único baño está dentro de la habitación.
Cuando volvió, seguimos hablando, después de unos minutos más, yo debí ir al baño, apenas llegando a la habitación, en el pasillo que va desde la zona de sala y cocina, vi el espectáculo que había sobre nuestra cama y después de tomar una foto para nuestros recuerdos y contarle lo que había pasado a mi esposa (fotografía 1), empecé a masajear sus nalgas mientras las abría, por sus movimientos, supe que estaba no estaba dormida, igual que yo, estaba muy excitada, y todo era parte de un juego, de nuestro juego.
Olvidé a qué estaba yendo, y terminé lamiendo sus nalgas, ella se puso en cuatro y empezó un grandioso sexo. En varios momentos, era casi visible que aquella personas nos espiaba, pero todo era parte de nuestro juego. Eso solo nos excitaba más...
Les dejó la foto que tomé ese día, con algunas más, para qué puedan imaginarse todo lo que paso ese día.