La adrenalina y el exhibicionismo. El voyeur que pasa y de reojo se encuentra con la imagen más erótica e inesperada. Un juego de pareja en una playa donde todas las mujeres llevan bikinis grandes, que no permiten siquiera hacer una idea de que hay debajo de las telas. El voyeur que pasa y pasa, que no puede creer lo que ve... pero, si es solo un buen bronceado. Después de un largo día en la playa, dormir desnuda frente a la ventana, y disfrutar el viento es lo mejor, que más da ese par de vecinos voyeurs.