Ya no quiero contemplar más miradas vacías.
Ya no quiero tener más charlas banales.
No quiero perder más tiempo, atada a sentimientos superficiales.
Tan escaso como es el tiempo, tan valioso como es el momento, tan fracasado que fue el último intento.
No hay ningún velo en mis ojos, no hay ningún ardor en mi pecho.
Llegó el principio del fin para todo tormento.