El tiempo es la verdadera voz de Dios.
Y poco a poco, no queda sino el eco de su voz.
Envejece el cuerpo, envejece el pensamiento.
No hay otra oportunidad más en el Universo o, quizás, sí... Una chispa de energía, un pequeño estallido de vida que, se sucede, con los instantes de alegría.
La esperanza contamina, la realidad se difumina.
Es mejor perder ahora que vivir una mentira.