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eddievoleibol · 15-12-2021 , 00:32:21

Cita:

Iniciado por EL DARKÖ

Ya no le temo a la oscuridad, de hecho me encanta.

De niño experimenté muchas situaciones que considero fenómenos paranormales que describo a continuación:

Junto a mi cama había una ventana que daba al patio, frente a ella estaba un viejo armario oxidado, cierta vez en una miscelánea a 5 casas de la mía vi una colección de los muñecos de la Liga de la Justicia, ante la negativa de mis padres de comprármelos ideé un plan para hacerme con ellos, a eso de las 3 de la mañana ( la hora de las brujas) cuando toda mi familia dormía logré escalar hasta otro armario en una pieza múltiple y en él estaba el bolso de mi mamá saqué un billete antes de que ella despertara para irse a trabajar.

Horas siguientes me escabullí por la ventana de la casa, compré los muñecos y parecería que todo era el crimen perfecto...

Nadie se percató de esa compra ni relacionó mi madre la pérdida de ese billete con mi fechoría, pero mi abuelita me decía que no me acostara a dormir con ellos, para ser preciso Batman y Flash tenían cierta apariencia luciferina en sus cabezas, por las puntas de la capucha de Batman y esos accesorios que simulan las alas del dios Mercurio que tiene Flash sobre las orejas.

El resultado de una advertencia no tenida en cuenta fue que una noche de esos días frente a la ventana del armario y sobre su superficie un ser de apariencia de duende sacando cosas de una caja con movimientos bastante gráciles me hizo la noche y la vida desde ese momento ya que no volví a dormir con esos muñecos y me resultaba casi imposible conciliar el sueño (hábito que hoy me acompaña pero ya no por miedo) .

Otra experiencia que tuve años después sucedió en una casa que quedaba en un segundo piso, dormía solo en mi propio cuarto, junto a la pared de mi cuarto escuchaba ruidos, como golpes de puntillas o sonidos similares ( muy habitual para muchas personas el percibir esos ruidos) también de madrugada, pero lo asombroso de ello es que la casa contigua era de una planta, así que en el hipotético caso de que alguien tuviera la poca sana costumbre de madrugar a las 3 de la mañana a hacer esos desagradables ruidos tendría también que llevarse una escalera a sus "menesteres".

Ante tal situación echaba mano de escapularios, camandulas, crucifijos e imágenes católicas que me proporcionaran cierta calma para poder conciliar el sueño, entre ellas había uno que se le llamaba "El señor caído"

El señor caído de Girardota

Resulta que la cabeza se le había caído valga la redundancia al señor caído y solo se me ocurrió pegarla con chicle, debido al desgaste del mismo estaba bastante flojo.

Una noche de tantas angustiosas y temerosas noté una especie de niebla oscura que se movía serpenteantemente dentro del cuarto a través de la luz de la ventana y que giraba en torno a mi cama, seguido y de manera impertinente la pequeña goma de mascar cedió ante el peso de la cabeza y la dejó caer, les aseguro que puedo recrear en mi mente el sonido de esa cabecita cayendo sobre su base ( la tenía ubicada a los pies de mi cama) y acto seguido con una fuerza descomunal algo o alguién me tiro de los pies con un recorrido de la tercera parte de mi cama, grité a todo pulmón ¡mamá, papá! y ellos corrieron a mi llamado, recuerdo que fue una situación bastante traumática para mí y empeoró mis noches de insomnio.

Años después en la adolescencia viviendo en una unidad residencial, repitiendo el esquema del segundo piso, ahora no era en un lateral sino el tercer piso que proporcionaba el clásico taconeo, casi todas las noches de madrugada, también escuchaba un ruido como de música celestial todas la mañanas tipo 4 de la mañana y no habían iglesias cerca, la señora del tercer piso era bacteriologa y debía madrugar a trabajar así que descarté que tuviera actividades de noche.

Fue hasta que presté servicio militar que dejé de experimentar ese temor a la oscuridad, incluso en las montañas y en esos cementerios de los pueblos junto a las escuelas que se confundían con el paisaje porque ibas caminando alejandote de la escuela donde estabas prestando guardia otra vez a las 3 de la mañana y de repente veías una cruz que se erigía sobre tus pies, luego otras y de repente estabas adentro de un cementerio, prendías un cigarrillo y decías ¡Ah qué hijueputas!

Esa segunda narración de la estatuilla que se le caía la cabeza y después te agarraban...men....cosa de locos....a mí una vez, algo molestó a mi pareja que dormía a mi lado, ella gritó y luchaba aterrorizada y cuando yo desperté, esa misma sombra me haló el interior y luego se apartó y se situó frente a nosotros, era una presencia alta con silueta masculina que pronto se desvaneció. Mi pareja jamás regresó y yo tuve que mudarme a la semana después de ese suceso, el cuarto extremadamente frío, sin aire acondicionado y la sensación de no estar solo me hicieron tomar la decisión de largarme.