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#1 |
Denunciante Dorado
 |  ¿Prefieres mujeres de dudosa armonía estética? Entrá aquí. Te entiendo, grillero: Welcome to my club
Calificación: de
5,00
 | Este festivo de entre semana (para mí un AGUINALDAZO) lo he aprovechado para reflexionar con insistencia en ciertas güevonadas. Una de ellas es una de las cuestiones más insistentes en mi vida: el casi fanatismo erótico y sentimental que he desarrollado por féminas que son un sempiterno debate sobre si clasifican o no dentro de una presencia simpática, o definitivamente son auténticos gurrecitos.  Hace pocos días leí una frase que me dejó un gran impacto. Decía más o menos como que la belleza era más difícil de definir que la felicidad, lo cual, bajo el amparo de otras lecturas que últimamente he estado atendiendo juicioso, estoy por convencerme si no es que me he convencido ya de que es cierto.  Al fin y al cabo, vos podés decirme por ejemplo que Scarlett Johansson sinceramente te parece fea y yo no me voy a complicar por eso. Aunque, para establecer un punto básico, convengamos es que es muy difícil que la anterior opinión no se considere traída de los cabellos. Partiendo entonces de esta tesis, mi objetivo en estas líneas es el de exponerles sobre el porqué algunos hombres nos sentimos irresistiblemente embelesados por hembras con características que son generalmente consideradas en contra de un ideal canónico de hermosura mujeril.  Por alguna extraña razón, parece haber un tipo de arraigo psicológico entre estas damas puntuales y sus compañeros varones. Un arraigo que está determinado por una codependencia entre la necesidad o el capricho de ser admiradas ellas, junto con el correspondiente complemento de piropear de parte de nosotros.  Bien pueden decirme: ‘Hombre, Soyado: lo que comentás es algo natural entre los sexos. ¿Cuál es el misterio acá?’ Recuerden lo que mencioné sobre Scarlett Johansson. A una mujer como ella ser admirada por su físico es algo que le viene por defecto, mientras que a otra actriz tipo Rossy De Palma… No sería exagerado decir que sus verdaderos admiradores vaya que sí son selectos.  Las féminas que de alguna manera entienden que no causan un revuelo de sobre admiración debido a su semblante pero que de todas formas quieren tener su “hinchada” (Ajá. Porque hay algunas por supuesto que independientemente de cómo luzcan no están interesadas en llamar la atención), en algunos casos más o menos afortunados identifican el apoyo de hombres que veneran su oferta exterior.  Por experiencia propia, digo que este es uno de esos intercambios que hacen dulce la existencia: el de dos individuos que deciden prodigarse mutuamente una suerte de afecto o morbo (o una combinación de ambos) de una manera diríase telepática. Y que –y esto es más importante-, entienden a su vez que tienen una cofradía motivada por razones de gusto inciertas o impopulares bajo el canon del sex appeal.  Valga aclarar: esto no significa que una grilla no pueda interesar realmente a un hombre realmente ‘pinta’, o de que un grillero esté impedido de alguna forma de tirársele con toda a una linda. En el caso del varón el asunto puede ser simplemente una cuestión de preferencias, mientras que en el de la ‘Hembra Rossy De Palma’ sí es más como ‘a lo que caiga’ (claro que con la masificación de perfiles en Only Fans y otros sitios web ya de contenido totalmente triple equis, potencialmente cualquier mujer no está exenta de quedarse sin followers).  En este asunto de ser un seguidor certificado de las maluquitas, el tener un paladar desarrollado para sus caras resulta crucial. Suena algo extraño, pero así es. En estos tiempos de tapabocas obligatorio, el autor de estas líneas se complace en darse cuenta del cómo el resto de la faz cubierta de una mujer que le ha interesado previamente por otras cualidades… Afortunadamente no es bonita. Y me resulta aún más jubiloso el que aquella cara y la mía se queden viendo por un tiempo suficiente dentro del río de la eternidad.  Aquí mi alma está, se puede decir, encantada. Y la emoción es susceptible de ir a más cuando parezco percibir que esa mujer en específico, realmente se siente halagada de llevarse mi atención total. Porque a otra conclusión a la que estoy llegando es que, en últimas, si una mujer siente que luce mejor ante ti no dejándose sugestionar o acomplejar por las imperfecciones que tenga y un gusto auténtico le rebosa en su interior por ello, señores: ¡ESTO ES UNA MARAVILLA!  Una vaina que me resulta destacable en este rollo, es que el gusto especial por feas o medio feítas digo yo, te ayuda a apreciar con mejores matices el basto universo de la belleza femenina. Te ayuda a comprender que para ciertas mujeres lo de “perfectamente imperfecta” no es una frase de autoayuda más, sino una realidad palpable, consistente y gustadora. Te puede enseñar a mantener a raya prejuicios y temores, resultados de un ego enardecido por un montón de basura que tú mismo u otros te han echado en lo más recóndito de tu ser.
Doy gracias a todas esas mujeres, en especial a las protagonistas de este escrito, que tuvieron y tienen algún instante para dedicarles mi atención y ellas comprender mi mirada de hombre sobre su geografía corporal (no es mera lujuria siempre. Hay ocasiones en que admirar una silueta femenina es un incomparable bálsamo anímico. O un potenciador anímico). Acá, ya lo saben, hay este espécimen que estará dispuesto en cuanto pueda, para gozar de sus particularidades.
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