La ciencia es muy compleja y, como ha sucedido en el pasado, es probable que varias investigaciones se hayan iniciado en diferentes partes del mundo con un mismo objetivo. De todas formas, aunque múltiples, son pioneros a los que la humanidad debe agradecerles su visión y talento.

Por fortuna, este virus agresivo nos encontró con avances en la inteligencia artificial por lo que la demora en los pasos que se requerían para sacar adelante una vacuna fueron acortados. Contribuyó también la colaboración de diversos científicos a lo largo del mundo y el dinero a raudales que gobiernos, multinacionales y fundaciones pusieron sobre la mesa para que los resultados se aceleraran. Y finalmente, lo que se conocía de este tipo de virus ayudó en gran medida.

El virus llegó para quedarse pero puesto a raya por la vacunación y los medicamentos. No es tan grave que comprometa nuestra existencia como especie, pero su grado de mortalidad, el sufrimiento que causa, las secuelas que deja y su fácil contagio provocan el pánico social. Aparte de eso la globalización y el escándalo mediático contribuyeron a agrandar el problema.

Confiemos en que estemos cerca de superar el problema.