Parceros, les cuento que el sábado estuve en la clínica y las cosas han cambiado significativamente. Como ya había mencionado anteriormente los precios se han elevado. Lamentablemente, y por las medidas de la supuesta bioseguridad, la atención al cliente ha cambiado mucho; ahora hay unas sillas donde uno se sienta y hay un vidrio enorme por donde la perras pasan y dicen su nombre en voz alta , pero cero contacto con el cliente, hay toda una división en vidrio como les comento. Cuando las hembras se terminan de presentar , van y se sientan y las recepcionistas te preguntan si te gustó alguna. De no ser así, te piden que te retires o si quieres saber qué modelos se encuentran en servicio te acercan al computador en el que se registra su asistencia y te indican las disponibles y el tiempo que les resta a las que están clavando en ese momento. Si deseas esperar a alguna te piden que pagues el servicio como una reserva y la verdad eso me desmotivó porque estaba acostumbrado a ver las nenas ir y venir, observar la carne nueva y escoger a la que me pareciera mejor sin ningún tipo de afán ni presión. La verdad es que me sentí maltratado como cliente y pues por estos días eso está lleno de extranjeros que culean a la fija y Don Fabio se da el gusto de desalojar rápidamente, por medios de sus empleados, a los que no están tan seguros de tomar el servicio. Hay buen material, volvió la legendaria Marcela que es la que brinda trato de novio y la chupa al natural y habían otras mujeres de las que ya hemos mencionado por aquí y que están muy ricas, pero por primera vez considero que a pesar de sus instalaciones y el personal femenino ya no me siento en el mejor putiadero de Cali.