Mi reporte del fin de semana; El pasado viernes me di varias vueltas por el barrio en horas de la tarde, había una buena circulación de gente por la calle y una amplia oferta de sexoservidoras aunque como ya se me está haciendo costumbre ninguna callejera top. Empecé mis andadas deseando hacer un poco de tour sórdido, ande por lo que yo llamaría “ the five points” santafecino, carrera 15bis y 14 bis entre la 19 y la 22, lo cual he visto se está convirtiendo en un enclave de lenocinio para adeptos a sensaciones un poco más fuertes que el habitual tour de callejeras de la 15 y 16, especímenes de todos los gustos, nacionales y extranjeros, de todas las edades. Según recuerdo, este lugar siempre ha sido un punto importante en el Santafé, pero me parece que la densidad de trabajadoras sexuales se ha incrementado notablemente, en una esquina conté más de cincuenta trabajadoras sexuales y eran horas de la tarde lo cual debe ser un récord de congregación de callejeras inclusive en los tiempos pre pandémicos. Como mencione anteriormente, había una diversidad de putas para gustos variopintos: viejas, jóvenes, venecas, colombinas, amazonas, enanas, yonkis, recatadas, del tipo lésbico, trans…en fin, había bastante para deleitar mi morbo sórdido pero ninguna para negociar y entrar, así que continúe mi paseo, pase por la calle de las peganteras, había un par de negras totémicas en la tradicional esquina de la 15 con 22 bis, siempre me han causado morbo ese tipo de mujeres pero nunca he querido entrar en ese negocio, particularmente por lo decadente quese ve ese lugar con esa casa vieja abandonada al fondo lo que juntado con las negras que se hacen en esa esquina dan la impresión de pasar por un peligroso hood de Detroit o de Filadelfia , me di varias vueltas por el Little Caracas, me sorprendió que reabrieron el Texas y que habían jaladores en el California, pero esos negocios los tengo excluidos de mi lista temporalmente por que esos son los sitios en los que siempre hacen las redadas y no me quise arriesgar a una Covid-sancion, había el ya tradicional pasillo de putitas venezolanas entre la esquina de la 23 y el J Vargas, las ya tradicionales Vanesa, Valentina, la Chiqui ofreciendo servicios anales, las mellizas rubias..etc, ya mas adelante la pelicoritca de gafas que se hace en acuarios, Fernanda y las venecas en el puti garaje en frente de la cigarrería el paraíso, en definitiva, chévere el tour, pero nada realmente sobresaliente, decidí entrar en Troya, había bastante aforo y conté alrededor de 30 chicas, desafortunadamente no vi ninguna de las divas top o alguna que me inspirara, tal vez Paola la chiquita de senos grandes que siempre está en shorts pero no vi nada más, estaba la legión de venecas Troyanas, una flaquita cari bonita de gafas que no recuerdo el nombre, pero nada más, espere hasta casi las ocho de la noche y no mejoro la cosa así que decidí dar más vueltas por el barrio. Después de caminar un rato lo más espectacular fue una pelea de una pareja venezolana en frente de los chochales de la 24, la pelea duro unos cinco minutos ante la mirada morbosa de todas trabajadoras de los negocios más aun cuando se supo que la causa de la pelea era que el tipo engañaba a la mujer….con otros hombres.

Estaba desilusionado porque pensé que al ser el primer viernes de diciembre sería un buen día para putear pero no era así, ya estaba resignado a irme porque hoy por hoy ya no vale la pena arriesgarse quedándose a ver callejeras después de las ocho de la noche, ya en las ultimas y cuando me dirigía hacia la estación pase por los negocios del costado oriental de la carrera 15 al lado de la piscina, para sorpresa mía encontré una flaquita que decía llamarse Camila, no es la más sensual de las mujeres del barrio pero me llamo la atención su aire de la noviecita primípara de la universidad, aunque en un principio su aspecto y su voz no sonaban muy extranjeros resulto que si era Venezolana, creo que ya hoy por hoy con la cantidad de extranjeras que hay ya no tiene mucho sentido pedir información sobre la procedencia, acordamos la tarifa estándar de la calle y entramos; Primero que nada una chica honesta, me regreso el cambio ya que no llevaba sencillo, ya adentro la chica empezó con un muy buen protocolo de higiene, me gusto ese detalle porque es bien sabido los bajos estándares de aseo de las venezolanas, ya entrados en acción, la chica supo insuflar vida a mi invertebrado que estaba un poco alicaído ya que me había fumado un porro algunos minutos antes, tomo mi miembro delicadamente con sus manos y puso el condón con la boca, me empezó a dar una felación deliciosa, lo hacía con buen ritmo mientras daba pequeños gemidos que sonaban muy naturales y eso me calentó más, ella bastante metida en su papel, yo encantado recibiendo esa mamada mientras acariciaba sus delgadas y suaves piernas y su pequeño pero tierno culo, muy maja ella, flaquita, proporcionada, dándome una rica mamada la cual prolongue bastante porque la estaba disfrutando mucho, ya llegada la hora de penetrarla le di un rato en cuatro, disfrute viendo su espalda y sus gemidos de gata en celo, como suelo hacer con la flaquitas la puse contra la pared y le di un rato de pie ya para venirme deje que me cabalgara y descolgara sus pequeños senos en mi cara, allí disfrute de sus gestos nada forzados bien actuados, era delicioso como se mordia los labios y como lo acompañados de sus gemidos, en definitiva tuve un climax muy chévere con esta venequita.
El punto negativo se lo lleva la residencia, a pesar que no es el chochal más popular de la zona empezaron a golpear cuando no habían pasado ni diez minutos, por fortuna la chica siguió metida en su papel e ignoro los golpes en la puerta y pudimos llegar a pesar de esos inoportunos toques, como castigo deje algunos recuerdos escatológicos en el baño de la habitación.

Amans meretricis te salutant