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Antiguo 23-11-2020 , 17:59:20   #2
todotuyo
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Predeterminado Respuesta: Que pequeño es el mundo mama

parte 2
- Tu tranquilo, está muy buena y es muy atractiva. Obviamente es un ama de casa con hijo o hijos, -no le pregunté-, y no tiene clásico cuerpo modelo. Es más bien ancha de caderas. Pero eso da más morbo.
- Es verdad, nunca lo he hecho con una mujer casada, y siempre he fantaseado con ello.
- Y ya te digo, no se trata de ninguna puta descarriada, se trata de una autentica señora que cuando se desmelena se desmelena. Al parecer su marido es de los que van a lo suyo y prácticamente no sabía lo que es un orgasmo hasta ahora.
- Ostras.
- No hay engaño posible. Como comprenderás, a mis 60 años me he follado cientos de mujeres y te aseguro que se reconocer cuando una mujer tiene experiencia o finge no tenerla, y ésta es de las que han descubierto ahora el placer y quieren recuperar lo perdido.
- Pero ¿sabe moverse? ¿no?
- Por supuesto. No se está quieta precisamente. Entre lo que le enseñó mi amigo y lo que ha aprendido conmigo, sabe latín.
- ¿La chupa?
- ¿Qué si la chupa?, se la traga entera y se relame.
- ¿Y por detrás? ¿se deja?
- Yo mismo le desvirgué el culo. Mi amigo lo intentó, pero la tiene demasiado gorda –es súper dotado- y no hubo manera. Yo lo conseguí. Al principio le dolía, pero es muy sumisa y logré romperle el culo. Al final gozó como una perra.
- Me estoy empalmando solo de imaginarlo.
- Ya verás. No te arrepentirás.
Como es de imaginar, con estos antecedentes, acudí el sábado a la cita ansioso por conocer –y follarme- a Susana.
Algo nervioso, la busqué entre los comensales del restaurante. Estaba lleno y tuve que acercarme a la esquina derecha donde había afirmado colocarse.
Curioseando el móvil y con la cabeza agachada, apenas pude ver su rostro de refilón, pero el periódico deportivo sobre la mesa evidenciaba que se trataba de Susana.
Pareció notar que me acercaba, y al volver la cara y cruzar nuestras miradas, ambos nos sobresaltamos al unísono.
- ¡Alberto!, ¿Qué haces por aquí?
- He quedado con un amigo mamá…. ¿y tú?
- Había quedado a comer con una amiga, pero parece que me ha dado plantón. –Dijo tartamudeando-
No podía creer lo que estaba pasando, el mundo no podía ser tan pequeño. De miles y miles de señoras, “Susana” se trataba de mi propia madre y, sin saberlo, me había citado con ella para follármela.
Se trataba de una situación enormemente embarazosa, ya que ella también estaba empezando a sospechar quien era su cita, y su pasmo se evidenciaba por momentos
- Vamos a sentarnos mamá, que nos está mirando todo el mundo.
- Si.. si.. si.. aunque yo ya me iba…
-
Mesa de la esquina derecha. Periódico deportivo. Maquillada y recién salida de la peluquería. Camisa blanca, falda negra a la altura de la rodilla con cinturón de hebilla metálica, y medias de ese color. Estaba preciosa, pero… mi madre era Susana sí o sí. No cabía duda de ello.
- Tranquilízate mamá, que viene el camarero y se va a dar cuenta de que pasa algo. Le pedimos el menú, comemos y charlamos. Tranquila que esto no va a salir de aquí. –Dije tan nervioso como ella, temiendo que, tras confirmar sus sospechas, sin poder soportar aquella situación tan embarazosa, mi madre terminara saliendo corriendo de allí con el consiguiente escándalo-
- Si… si… si… es que… ya te digo… me acaba de llamar mi amiga… dice que no viene…
- Mamá. Eres “Susana” y yo soy “Ricardo”. No le demos más vueltas, el mundo es un pañuelo, pero tranquilízate que papá no se va a enterar de nada.
- ¡Dios mío! ¡ojalá me trague la tierra ahora mismo! ¡qué vas a pensar de mí! –temí que comenzara a llorar en cualquier momento y puse mi mano sobre la suya para tranquilizarla-
Elegí el menú de los dos, ya que mi madre apenas podía articular palabra y el camarero la miraba intuyendo que allí pasaba algo raro.
Colmé nuestras copas de vino a sabiendas de que la ocasión lo requería.
- Entonces… ¿lo sabes todo?
- Bueno… todo lo que me ha contado Lorenzo, uno de mis jefes.
- ¡Tu jefe! ¡Dios mío!, ¡Lorenzo es tu jefe!
- Si. Pero tranquila que él no puede ni imaginar que eres mi madre, y… además… solo me ha hablado cosas buenas de ti.
- ¿Cosas buenas?... Ahhh, ¡ya entiendo! –Se puso más colorada aún y acabó su copa de vino de un trago-
- Bueno… aparte de esas cosas que nos interesan a los hombres, también me dijo que eras guapísima, y la verdad es que nunca te había visto tan guapa y atractiva como hoy, esa ropa te sienta muy bien. –Dije con la mirada en su camisa, la cual, sin transparentar demasiado, si dejaba intuir el sujetador de encaje que llevaba-
- Ya sabes… tu padre no me saca de casa apenas…
- Ya lo sé y me alegro de verte tan guapa. Creo que Lorenzo se quedó corto en su descripción sobre ti. No me extraña que lo tengas tan “enchochado”, te pone por las nubes, llevo toda la semana esperando que llegara el sábado para “conocerte”.
- Pero… ¿Qué te ha contado? –dijo sin lograr ocultar una sonrisa- Ahhh… ¡mejor no me lo digas!
- Ja, ja, ja. Ya sabes cómo somos los hombres. ¡Maravillas!
- ¡Será cerdo!
- Si, la verdad es que sí.
Íbamos por la tercera copa de vino y mi madre tuvo que ir al lavabo. Tras levantarse, mis ojos recorrieron su cuerpo y el contoneo de sus caderas. ¡Estaba guapísima!, aquella falda realzaba su cuerpo voluptuosamente, y para colmo siempre me habían atraído las medias, y las que portaba mi madre me excitaban especialmente.
Regresó a la mesa, notándola mucho más tranquila conforme pasaba el tiempo. – El vino ayudaba a ello-
- Entonces, mamá, ¿Cómo ingresaste en el club?
- ¿Club? Ahhh, el club. Verás –se estaba desinhibiendo por momentos- fue a través de mi amiga Rosa (Aluciné, la conocía y se trataba de la última mujer después de mi madre de la que lo hubiera sospechado), compartíamos confidencias, ella sabía que tu padre… bueno… que apenas me hace caso… me confesó que ella se daba alguna alegría con caballeros discretos, y acabó convenciéndome…
- ¿Rosa? ¿tu amiga? ¿la que yo conozco? Pero si parece que no ha roto un plato en la vida.
- Pues este fin de semana se ha ido con un empresario a un congreso.
- Ufff.
- ¿A Rosa también se la ha follado Lorenzo? –recalqué el también mirándola a los ojos-
- Imagino que sí, pero no lo sé. Esto se basa en la discreción. Los hombres se pasan nuestros teléfonos, pero ni yo conozco cuantos ni quiénes son, ni sé que otras mujeres hay aparte de Rosa que fue la que me metió en esto.
- Pues si se la ha follado a ella, que sepas que te prefiere a ti mil veces. Dice que eres la que mejor folla de todas las que ha conocido. –Si alguno de los otros comensales del restaurante hubiera escuchado aquella conversación entre madre e hijo, hubiese alucinado por completo-
Hago un inciso en el relato para aclarar que, para que fuera posible una conversación tan impropia entre madre-hijo, aparte de cierta desinhibición producida por el vino, se sumó lo absurdo de haber intentado negar lo innegable, que la que hubiese sido desenmascarado de forma tan manifiesta hubiese sido ella, y que ésta, lejos de encontrarse humillada y reprendida, solo hallara en mi, a un aliado que lejos de haberse enfadado, afirmaba iba a salvaguardar su secreto.
- Ja, ja, ja. No digas esas cosas, que me voy a poner colorada y te puede escuchar alguien.
- Pues yo prefiero escuchar de alguien que follas muy pero que muy bien, a que eres muy fea o cualquier otra cosa mala, y además, ya te he dicho que él no sabe quién eres y tu secreto está bien guardado.
- Ufff, no quiero ni imaginar lo que te habrá contado Lorenzo.
- La verdad es que se me puso dura con lo que me contó.
- Calla, calla, no digas esas cosas.
La comida se pasó volando, así como el vino ingerido.
- Uff, mamá. Mejor vamos a mi casa y nos tomamos allí otra copita, que aquí nos estamos quedando solos.
- Bueno, pero solo una, que tu padre irá ya por el segundo partido de futbol y tengo que volver antes de que acabe el tercero.
- Ja, ja, ja. Luego le llamo yo y le digo que has aprovechado para visitarme.
Llegamos a mi casa, la seguí por el pasillo sin poder evitar que mis ojos se clavaran en su trasero divagando en que mi jefe la había sodomizado.
Serví el par de copas y me senté a su lado.
- Hay que ver el susto que te has dado al verme mamá, y lo bien que lo estamos pasando.
- Ufff. No lo sabes tú bien. Un poco más y me da un infarto cuando te he visto allí.
- Ja, ja, ja. Pues anda que yo. He llegado medio empalmado pensando en follar y me he encontrado a mi madre.
- Es increíble lo pequeño que es el mundo, ¿Quién iba a imaginarlo?
- Pero vamos, lo importante es que tu secreto está seguro conmigo, podría haber sido peor, imagina que yo hubiese sido algún amigo de papá.
- Ja, ja, ja. Seguramente habría aprovechado la ocasión para follarme y tampoco hubiera dicho nada.
- Ufff. Pues casi preferiría haber sido yo un amigo de papá en vez de tu hijo.
- ¿Y eso? ahhhh, ¡ya lo he pillado!, calla, calla.
- Hasta me está dando curiosidad… ¿Qué tipo de ropa interior te has puesto para esta cita? Las medias me encantan, e intuyo que el sujetador que llevas bajo la camisa es blanco, pero ¿y las braguitas?
- Ja, ja, ja, ¿estás loco? ¿no querrás que te enseñe las bragas? ¿pero tú sabes lo que estás diciendo? –Dijo con la copa en la mano-

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