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Antiguo 09-11-2020 , 10:48:49   #3
todotuyo
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Predeterminado Respuesta: al final pago la cuenta mi madre

continuacion
Por eso, por la estupidez de mi padre y mi cobardía para defenderla en las discusiones, estaba mi madre chupándole el nabo a desconocidos.
-Bueno zorrita, nos estás pagando muy muy bien – dijo el encargado complacido.
-G´jacias – logró decir mamá con la polla de Lucio llenando su boca.
-Ya es hora de que te demos cambio, jejeje. Quítate ese tanga de guarra que me llevas.
Mi madre se sacó de la boca la polla del decepcionado Lucio que se lo estaba pasando en grande, y se quitó deprisa el tanga, mostrando un coño bien depilado, y lo tiró a donde estábamos mi padre y yo, y pudimos comprobar que estaba bastante mojado.
Los dos camareros la cogieron y la subieron boca arriba a una mesa, y Lucio se colocó en el lado de la cabeza para seguir recibiendo aquella magnífica mamada. Julián por su parte se colocó entre las piernas flexionadas de mamá, y sacando la lengua, la pasó por toda la raja, arrastrando y saboreando todos sus jugos. Mi madre soltó un largo gemido de placer, cerrando las piernas alrededor de la cabeza de Julián.
-Joder que coñito más sabroso. Más rico que esa boquita de putón que tiene. Lucio, deberías ver lo mojada que está esta perra. Mmhh….ñam….slurp….slop….slurp….
Mi madre se retorcía de placer, sin dejar de mamarle la polla a Lucio, con sus dos manos agarrando la cabeza de Julián en señal de que la estaba haciendo gozar como a una cerda.
Al verse animado por mi madre, Julián comenzó a mordisquear y a comerle el coño con más ímpetu, acción que se traducía en momentáneos gemidos en los que ella dejaba de mamarle la barra de carne a Lucio.
-¡Ahhh joder, zorra, no dejes de chupar! ¡Coño Julián, vamos a cambiar de posición, cabronazo! – se quejó Lucio.
-Está bien, está bien, deja de quejarte tanto. Ahora cambiamos posiciones. Primero deja que le de un poco de polla por su coñito mojado – y diciendo esto puso su polla en la entrada de la vagina de mamá. Tras escupir en el coño de mamá, a pesar de que no hacía más falta de lo mojada que estaba, se la introdujo de un golpe, y ahí se quedó, con la cintura echada hacia delante, agarrándole una teta y con cara da absoluto gusto, con su polla enterrada completamente en el sexo de mi querida madre.
-¡¡Ahhhhh…..diossss…..cabronazo….me….me matas…..!! ¡¡Ooohhhh diossss que polla!!
-Joder, tú cállate y chupa – dijo Lucio, agarrándola de la cabeza y metiéndole la polla en la boca de nuevo. Mi madre, sin rechistar volvió a mamar, cerrando los ojos de gusto por las embestidas de Julián.
-Mierda tío, es el coño más caliente y estrecho que pruebo desde hace mucho tiempo. Joder…por follarme a esta puta invito a toda la familia a cenar aquí durante un mes, jajaja – decía el encargado. Mi padre y yo desde luego era lo último en que pensábamos, volver a este local. Pero allí estaban ellos. Mi madre y los dos camareros. Follando como si ni siquiera existiésemos. Yo creo que ni se acordaban de que estábamos allí.
-Mmmhhhh…..mmhhhhh……¡nngggghhh! – se oía gemir a mi madre, incapaz de articular palabra por tener la boca llena de polla. Tras un rato de embestidas, mi madre tuvo su primer orgasmo, y tanto sus movimientos de pelvis como de su lengua se debieron intensificar muchísimo, porque Lucio casi perdió el control.
-¡Agghh! Siii….así…chupa…chupa….hasta el fondo….¡mierda vaya jodida lengua que tienes….!¡Vas a hacer que me corra! ¡Para, para! – y diciendo esto se la sacó de la boca, y mi madre se relamió con cara de absoluta lujuria – Tio, cambiemos sitios. Quiero follarme el coño de esta zorra antes de que no aguante más.
-Bufff…..si….genial. Porque yo también necesito que me la chupe un rato. Esta zorra no se sacia por mucho que la penetre – dijo limpiándose el sudor de la frente.
Ambos cambiaron de posición, y mi madre se mantuvo ahí inmóvil, con su pecho subiendo y bajando por la excitación y por el serio ejercicio físico al que estaba siendo sometida gustosa.
-Veamos como tiene el coño la guarra esta – e igual que su compañero, se la metió de un golpe, consiguiendo igual reacción que antes, pero esta vez mi madre no tenían ninguna polla en la boca aún.
-¡¡Yiiaaaa!!Siiiiiiiii! ¡ooooohhhhh toda dentro….sí….!! ¡ahhhh házmela sentir hasta el f…! – sus gritos quedaron interrumpidos cuando Julián la agarró de la cara con las dos manos y la dirigió hacia su polla, metiéndosela como si se tratase de una muñeca hinchable. Mamá recibió muy bien la embestida, y sólo necesito un par de segundos para reponerse y mamar esa polla con deleite.
Y allí estaba mi madre siendo follada por la boca y por el coño, y lo único que hacía era disfrutar de la follada sin importarle que su hijo y su marido estuviesen viéndola y escuchándola, mientras se masajeaba las tetas para darse mayor placer.
-Tio, mierda de zorra, va a hacer que me corra ya. Joder…ah dios…cómo succiona la hija de puta….casi no puedo más…. – gritaba Julián.
-¡Unnggmmff! Joder, yo si que no puedo más, ya antes casi estaba, y no doy más de sí. Zorra, te voy a embadurnar de leche, así que prepárate – avisó Lucio.
Al cabo de un rato, ambos sacaron sus pollas de los orificios de mamá, y con un sonoro grito se corrieron casi al unísono, uno manchando a mi madre por todo su vientre, y el otro corriéndose en su cara.
Mamá se quedó allí tumbada, acariciándose las tetas mientras recuperaba el aliento. Lucio y Julián estaban agotados, y cogiendo un par de sillas se sentaron en la mesa sobre la que estaba mi madre desnuda y manchada de semen.
-Uff…menuda puta que está hecha, señora. No me había corrido así en muchísimo tiempo – dijo Julián.
-Lo mismo digo. Joder, eres todo una cerda. Hacía tiempo que no me la chupaban con tanta intensidad.
-Gracias chicos. También hacía mucho tiempo que nadie me follaba así – dijo mi madre jadeando todavía.
Yo ya pensaba que por fin había terminado esta pesadilla, y fui a ayudar a mi padre a levantarse tras la ostia recibida, pues había estado observando todo desde el suelo, humillado e impotente, viendo cómo su mujer acababa de demostrarle que no era la mosquita muerta que el pensaba.
-Bueno Laura. Por haber sido tan buena, ahora te vamos a dar un regalo – dijo Julián levantándose de la silla.
-¿De verdad? – preguntó mi madre sorprendida.
-Bueno en realidad, ibas a recibir ese regalo por las buenas o por las malas, pero después de ver cómo eres, no nos cabe ninguna duda de que te va a gustar.
-¡¿Cómo?! – dije yo indignado – ¿No os ha bastado con jodernos así a mi familia?
Se me saltaban las lágrimas de ver a mi madre sometida de esa forma a esos cabrones y ver a mi padre ahí en el suelo, mirando a mi madre como quién no consigue despertar de una larga pesadilla. Y entonces escuché su voz.
-¿Creías que yo me iba a quedar aquí quieto, chaval? – dijo una voz muy grave y ronca a mis espaldas. Era el chef.
Me di la vuelta y allí le vi. Un gigante gordo, con cara de mala ostia y lujuria en sus ojos. Cogió un trapo que tenía colgado de la cintura y se lo lanzó a los camareros.
-Dádselo y que se limpie. Y cuando lo haga, que venga – y se sentó sobre la mesa en que nos habíamos sentado mi padre y yo tras levantarle del suelo.
-Toma preciosa. Límpiate con esto, que ahora vas a recibir un pedazo de regalo – le dijo Lucio con una risa que no me gustó nada.
Mi madre se levantó y se sentó sobre la mesa, sin preocuparse por cerrar las piernas, dejando que todos le viésemos su coño húmedo e hinchado. De reojo pude ver como el chef se relamía ante tan espléndida visión. Mi madre se limpió como si nada, como si se estuviese secando el agua tras salir de la ducha, y tras quedar limpia de restos de semen se dirigió por su propia iniciativa hacia donde estábamos los tres. Andaba despacio, de forma sensual, sonriente, como tratando de agradar al gordo del chef. Al llegar hasta nuestra mesa nos dirigió una mirada a mí y a mi padre de desprecio.
-Cariño… - empezó a decir mi padre.
-Cállate. Hoy vas a aprender algo de humildad aquí, para que veas que tu arrogancia y cabezonería me tiene ya harta – entonces me miró a mí – Hijo, siento que tengas que pasar por esto, pero piensa que es todo por culpa de tu padre, y que esto te va a enseñar a saber cómo tratar a una mujer.
Dejó de mirarnos, y su expresión de enfado desapareció para convertirse en una bonita sonrisa y se situó delante del gigantón del chef.
-Hola – dijo mi madre de forma sensual – Creo que me vas a dar un regalito.
-Por supuesto. Por cierto, ¿te ha gustado la salsa? – dijo poniéndose en pie. Comparando a mi madre con él, el chef era mucho más alto que ella y el doble de grueso que ella.
-Si – respondió con tono juguetón – Me ha encantado – y se relamió mirando al chef con ojos felinos.
-Pues que sepas que la salsa la he hecho yo, pequeña zorra – le dijo con una sonrisa el chef
-Entonces espero que mi regalo tenga que ver con la salsa – dijo ella con tono infantil.
-Oh, es mucho mejor que eso. Es mi salsa secreta. Ven, ponte de rodillas – le dijo acariciándole la barbilla a mi madre. Esta obedeció y se puso de rodillas, sin apartar sus ojos de los del chef. Este dio un paso hacia ella, situando su paquete en sus narices, y bajándose la bragueta metió allí la mano. Mi madre observaba ansiosa por ver qu es lo que le esperaba, y al cabo de unos segundos la mano del chef salió de sus pantalones sujetando una polla semiflácida de un tamaño gigantesco, acorde con el tamaño del propio chef. Mi madre abrió los ojos como platos y se quedó observando ese pollón, cuando su expresión varió. En ese momento yo también supe porqué. Desde que se sacó la polla, un olor extraño había empezado a invadir la sala, y es que al muy hijo de puta le olía la polla a demonios.
El chef, al ver la cara de mi madre le dijo:
-¿Qué te ocurra, zorrita? – preguntó el chef divertido - ¿Ya te ha llegado el olor, verdad? Las putas que me follo siempre dicen que huele a calamar. ¿No te gusta, te da asco? jajaja
Mi madre le miró, le sonrió dulcemente, y cogiendo suavemente ese descomunal miembro aún semiflácido que olía fatal, contestó:

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