Un periodista es un testigo de su tiempo y no su protagonista. Su objetivo es mostrarle a la opinión pública los diversos puntos de vista de un hecho y que cada quien se forme su propia opinión. El señor Vélez, como otros, mete las manos en la noticia contaminándola con su propio punto de vista, perdiendo credibilidad que es el más valioso patrimonio con el que cuenta un periodista.

¿Inmadurez? ¿Emocionalidad? ¿Ineptitud? No lo sé. Lo cierto es que, día a día, sus confusos comentarios lo han convertido en el hazmerreír de la gente. Debería hacer un alto en el camino, reflexionar sobre sus errores y regresar convertido en lo que escogió como profesión: ser periodista.