Me di una vuelta por el barrio, la verdad es que el partido le quito al ambiente a las calles, hoy solo vi algunas pocas de las tradicionales meretrices de la 15 y la 16, me di un par de vueltas por la cuadra de las peganteras y salvo una chama loca no había nada particularmente rescatable, tampoco había nada en Little Caracas ni por la 23, por un momento me sentí tentado por la Veneca Dayana y su deliciosa cintura pero tenía antojo por una chica con más carnes y finalmente ni la aborde. Por la 16 un poco mejor pero nada particular, solo jaladores llevando clientes y me causo algo de gracia Troya donde entraban a los clientes en el más absoluto misterio y secretismo, parecía una parodia de las entradas a los clubes clandestinos de las novelas de John le Carre o clientes entrando en alguna mala película sobre la prohibición y Elliot Ness.

Finalmente, entré al nuevo negocio que pusieron en el mezanine de lo que era Lyon, me pareció un sitio bastante decente y agradable y observe el partido, eso sí, no había Pola tradicional solo corona a precio inflado, chicas: un par de venezolanas habituales de Troya entre ellas la chiquita sodomizable y otra mona de buenas piernas pero plana que siempre veía en Troya y la verdad nunca me atreví a subir, había otro par que me parecieron familiares pero la verdad no sabía de donde eran, en definitiva ninguna me convenció y me limite a ver partido y me abstuve de fornicar.

En fin, nada del otro mundo sin embargo extrañaba la combinación del futbol y las meretrices, muchos de los mejores recuerdos futbolísticos que tengo están acompañados de sexoservidoras: el 3-3 con Chile en lo que era el antiguo las vegas, el empate con Perú en la eliminatoria pasada en un Troya repleto donde las chicas se atravesaban todo el tiempo frente la pantalla, sábados de final de champions, copas America, mundiales, además de muchas finales del futbol colombiano incluso muchos partidos cutres de ascenso o de equipos de los que no soy fanático que eran acompañados por una buena pampelmusa santafecina.