La tragedia de Tasajera, la historia del olvido de un pueblo
La trágica muerte de 35 habitantes muestra los problemas que atraviesa este pueblo de pescadores.
Los primeros restos de las víctimas del accidente llegaron 72 horas después del accidente al pueblo. Escenas de dolor y tristeza rondan a esta comunidad de pescadores.
Foto: Archivo particular
Por: Leonardo Herrera Delgans
13 de julio 2020 , 09:16 a.m.
“Es que aquí no hay más nada que hacer”. Dice en tono desconsolado Candelario, un joven pescador, de 23 años, que hoy llora la muerte de sus amigos y familiares cuando intentaba sacar gasolina del camión cisterna que se volcó y luego incendió, el lunes pasado en el kilómetro 47, de la vía Barranquilla-Ciénaga.
Él trabaja en el mercado de Tasajera, contando los pescados que traen los botes que llegan de la Ciénaga Grande de Santa Marta, pero en estos días asegura que el coronavirus pareciera que también espantó los peces.
“No están llegando los botes cargados y si no hay pescado no hay comida en el pueblo, entonces que más nos toca hacer, salir a la carretera a ver que pescamos porque de hambre no nos vamos a morir. Aquí nadie se acuerda de nosotros”, dice Candelario, quien dice que perdió a siete primos en el siniestro y que justifica lo que hacen algunas personas del pueblo, que aprovechan cualquier accidente en la carretera para rescatar algo que puedan vender.
“Si no hay pescado, y se voltea un camión de arroz, no me puedo quedar de brazos cruzados, tengo que correr a buscar así sea una libra, porque somos personas que también nos da hambre”. Este fue el acueducto construido pero que no funciona.
Foto: Archivo EL TIEMPO
Tasajera es un pueblo de pescadores que viven de la Ciénaga Grande de Santa Marta.
Foto: Archivo EL TIEMPO
La sal es uno de los medios de subsistencia de los habitantes de Tasajera
Foto: Archivo EL TIEMPO
En carrotanques, que llegan cada 72 horas, es que le suministran el agua a los habitantes del pueblo.
Foto: Archivo EL TIEMPO
La Ciénaga Grande de Santa Marta es la única fuente de subsistencia de esta comunidad, pero los problemas ambientales ahogan a este cuerpo de agua.
Foto: Archivo EL TIEMPO
Este fue el acueducto construido pero que no funciona.
Foto: Archivo EL TIEMPO
Tasajera es un pueblo de pescadores que viven de la Ciénaga Grande de Santa Marta.
Foto: Archivo EL TIEMPO
Tasajera es un corregimiento de 5.000 habitantes de Puebloviejo, que tiene un presupuesto de 20 mil millones de pesos, de los cuales 18 mil están comprometidos, en los pagos de subsidios y algunas deudas, como el de los llamados bonos Carrasquilla, comprados para llevarle agua al municipio que aún espera. Se construyó un acueducto que no funciona.
En los últimos años, el municipios ha inaugurado dos colegios, el arreglo de las plazas, cuatro canchas sintéticas de fútbol y un parador turístico, en el que la Nación invirtió 17 millones de pesos. La promesa era impulsar el turismo en la Ciénaga Grande, que fue entregado hace un año, pero permanece cerrado porque no han encontrado un operador.
No están llegando los botes cargados y si no hay pescado no hay comida en el pueblo, entonces que más nos toca hacer, salir a la carretera a ver que pescamos
Desde la carretera, cuando se pasa el peaje de Tasajera, lo que se ve es un panorama de tristeza, hambre, desolación, y abandono. Lo único que ha cambiado en las últimas décadas son los avisos políticos pintando en las paredes, que cada vez que vienen las elecciones son retocados sobre la misma superficie. Algunos se han mantenido a lo largo de los años, como reflejo del poderío de algunas familias políticas tradicionales del Magdalena, que quieren mantener todo igual.
Se estima que por esta carretera pasan diariamente unos 8.000 mil carros, para lo que muchos viajeros se ha vuelto costumbre ver esas casas armadas como pedazos de cartón y tablas, de techo de zinc, levantadas sobre rellenos de basura en playones donde la sal brilla y salitre pudre todo. Aquí viven familias de pescadores y desplazados por la violencia que por las noches se alumbran con mechones ante las interrupciones permanentes del servicio de energía, y en donde el fogón dura días sin prenderse.
La despensa del Caribe
Tasajera, que arrastra una larga historia de pobreza, desidia oficial, corrupción, ahora es golpeada por la pandemia y como si fuera poco una crisis ambiental que está acabando con el único medio de subsistencia de esta comunidad de pescadores: la Ciénaga Grande de Santa Marta
No siempre fue así. Estos pueblos f
ueron la despensa piscícola del Caribe colombiano, desde aquí salían camiones de peces y ostras para los principales mercados de la región, el interior del país e incluso algunos llegaron a exportar.
“
Hemos sido pobres, pero hubo un tiempo en que había para mandar a los hijos a estudiar a la universidades de Bogotá, donde el pescado no faltaba y había platica en el pueblo”, cuentas Aldemar Gutiérrez, un comerciante de pescado de Tasajera.
La vida a los habitantes de Puebloviejo se les comenzó a torcer cuando la Nación hace 64 años les prometió el desarrollo con la construcción de la Troncal del Caribe, vía que conecta a Barranquilla con Santa Marta.
Gran parte de los habitantes de Tasajera siguen buscando subsistir con ventas informales en la Troncal del Caribe.
Foto: Roger Urieles
La carretera, construida sin pensar en impacto ambiental, obstruyó el intercambio de aguas dulce que llegaba a la Ciénaga Grande y desde allí comenzó su
agonía y con ella la de más de 6.000 pescadores que durante generaciones han vivido de lo que les provee ese cuerpo de agua.
Pero lo más triste, dice Sandra Vilardy, reconocida bióloga e investigadora, es que hay
datos de 1967 con capturas de 27 mil toneladas, y cifras de 1987 con tan solo 1.785 toneladas. “Un colapso económico del 90 por ciento de la producción pesquera en dos décadas. Quién atendió este colapso?”, subraya en Twitter.
Un colapso económico del 90 por ciento de la producción pesquera en dos décadas. Quién atendió este colapso?
A esto se sumó el desvió de los ríos que bajan de la Sierra Nevada, necesarios para oxigenar la Ciénaga, por grandes finqueros del Magdalenas, que con diques llevan el agua a sus cultivos de palma africana y banano.
También hay casos de terratenientes que han ampliado su frontera agrícola y ganadera, rellenando la ciénaga.
Tasajera es un territorio habitado por ciudadanos despojados de sus derechos, explica el profesor de la Universidad del Norte, Luis Trejo. Señala que para estos pescadores la carretera se configure como medio que posibilita la satisfacción de sus necesidades “en la medida en que por ella transitan bienes y servicios a los que no pueden acceder por su condición de pobreza, es por eso que el volcamiento o desperfecto mecánico de cualquier vehículo se asume como oportunidad de acceder a algún recurso que les permita satisfacer sus necesidades básicas”.
Es decir,
hoy en día muchos pescadores no pescan en la ciénaga, sino en la carretera, “lo que se traduce en que los vehículos, especialmente los de carga, sean los peces, que proveen sustento del día”, putualiza.
Fuente: El Tiempo