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#1 |
Denunciante Dorado
 |  Comprando libros
Calificación: de
5,00
 | En estos días de… ya ni sé cómo decirles, algunos hábitos de lectura se me han visto afectados. Circunstancia que quizá compartan algunos otros denunciantes que han topado con este escrito. En lo que va corrido de este mes de junio, llevo la sorprendente cantidad de tres libros comprados. Tres. Si no les parece una cifra inaudita, recuerden que estamos en Colombia en donde diversos estudios que no tiene uno ni idea de quién los emprenderá afirman que somos una nación caracterizada por su apatía generalizada hacia la lectura.
Y me refiero a esta como si de una rutina de ejercicio físico se tratase la cual se hace con gusto; no como las ocasiones en que mucha gente se ve obligada a leer: como cuando le exigen a los estudiantes ‘engramparse’ una determinada obra o textos académicos. O al tratarse de asuntos notariales, jurídicos o de salud. Todos estos libros los he adquirido en la Librería Nacional (LN) de Cali; dos en el local de Unicentro: ‘Palabras mayores. El libro. 199 recetas infalibles para expresarse bien’ y ayer ‘La leyenda de los escarabajos. 111 grandes momentos del ciclismo colombiano’, y el restante en Palmetto el cual encargué que me lo guardasen: ‘Cine de los 80’. No tenía planeado realmente hacerme con estos tres títulos en tan corto tiempo, aunque el de cine sí desde hacía años que lo tenía fichado considerando que soy un gomoso del tema y que el mismo hace parte de una colección de la editorial Taschen en la que también se incluyen ‘Cine de los 50’, ‘… 60’, ‘… 70’ (que también tengo), ‘… 90’ y ‘…2000’, más otros títulos referentes al denominado séptimo arte.  Antes de acostarme en la madrugada de hoy, estaba leyendo esto El de ‘Palabras mayores’ que a propósito es de Larousse, lo encontré casi que arrumado en un estante y era como si me hubiese estado esperando. Era la única edición que había del particular, venía en su cobertura plástica con un colorido sello que decía ‘Novedad’ y cumplía con dos condiciones que aquel día buscaba en un libro cuando igualmente sin planear visitarla vi que la LN estaba abierta: que tuviese un tema que fuese de mi interés y que su precio resultara bastante económico.
De hecho, de los textos referidos aquí resultó ser el de menor precio, y el de los ‘escarabajos’ que se trata de una edición recientemente actualizada incluyendo la conquista del Tour de Francia por Egan Bernal fue el de mediano valor.
 Al momento de publicar estas líneas, aún lo tengo empaquetado en su plástico ‘- ¿Y por qué como tanto interés, Soyado, por contarnos esto? ¿A qué se debe que nos querás compartir esta experiencia tuya?’ En parte se debe a la nostalgia que me despiertan las visitas a las bibliotecas, lo confieso. Que no entiendo la razón por la cual siguen sin operar al menos aquí en Cali siendo que son normalmente lugares poco concurridos o, en su defecto, donde no se producen aglomeraciones.
La falta de material imprimido de lectura - y tranquilos, mis lectores, que imprimido es totalmente válido- que por estos meses ha resultado imposible que me presten, puede ser una causa de mi repentino afán por hacerme con este en detrimento de otros artículos como, digamos, ropa o algún artefacto mecánico tal cual una máquina de afeitar eléctrica.  El gif que tengo por firma muestra una parte de este mural de la Biblioteca Centenario Y es que aunque el placer de leer se pueda igualmente tener en una pantalla, esta ausencia de las bibliotecas me confirma que no hay como contar con el escrito en físico. Así como la ausencia de los multiplex de cine (o de lugares especializados como el Cine Foro Andrés Caicedo o La Cinemateca La Tertulia), ratifica que la vivencia de estar frente a una verdadera gran pantalla resulta inigualable en cuanto a entretenimiento audiovisual.
Ya me resulta triste que en mi billetera la Llave del saber y mi carné de usuario de la biblioteca del Centro Cultural Comfandi sean meros accesorios de la misma, de forma tal como se encuentran mi vencida Tarjeta Cliente Royal y la Cinemark Gold (la Cineco la tengo por allá arrimada en un cajón sin nada de recarga desde hace buen, buen tiempo).
Y ahora que estoy como envalentonado comprando papel para leer, tal vez el fin de semana que viene me anime a conseguir la única edición que me falta de la revista Selecciones del año en que nací, el 82. O me dé por llevarme otro libro…Y aquí sí, que sea de segunda.  Por Soyado
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