Hace mucho no pasaba por el foto, pero veo que las razones que me alejaron siguen vigentes. Los epítetos en vez de los argumentos continúan primando. No se discute acerca de un tema en busca de enriquecerse a través de la confrontación de ideas, tan solo se insulta.

Con la simpleza del fanatismo, de entrada se descalifica al que piensa diferente porque solo existe una verdad, la propia. Un diàlogo de sordos que empobrece la conversación porque cada quien solo se escucha a sí mismo, olvidando que la diversidad es lo que enriquece a una sociedad.

Estamos pasando días difíciles y quizás el mundo no volverá a ser el mismo. Es el momento de dejar la mezquindad, los pensamientos cuadriculados, la visión del mundo en blanco y negro. Estamos poblados de muchos colores y eso es lo maravilloso de la vida.

La pandemia nos da una oportunidad, conocernos a nosotros mismos en la quietud del aislamiento social y entender que la verdad no es la mía, ni la ajena, la verdad es la que vamos moldeando entre todos, paso a paso, fortificando la sociedad en la que vivimos.

Nuestro destino es común y solo juntos podremos salir adelante. Cada quien defendiendo lo suyo, pero respetando al contrario. Seguramente, algo de lo ajeno me enriquecerá como persona y algo de lo mío hará lo propio con los demás.

Es sencillo, vamos en diferentes barcas, pero navegando por el mismo río.

Un abrazo para todos.