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Antiguo 25-02-2020 , 20:59:33   #3155
Polimorfo
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Predeterminado Respuesta: [ BOGOTÁ ] Sitios de shows de Striptease, Prepagos, Scorts, Sexturismo, Night Club's y ot



Natalia, de la bonita: Una verdadera barbie en versión morena.

Buenas tardes caballeros,

A Natalia Fue sorpresivo verla en la Bonita a finales del año pasado, pues la experiencia con ella aconteció en el reservado de rosquillas de la calle 64 con 15.

Al llegar al sitio, solicite algo de tomar. No pedí presentación, deseoso de observar con calma y realizar una escogencia acertada.
El lugar estaba lleno. En medio de muchos tipos ingiriendo licor, me acomode en el último de los tres salones. La mayoría de chicas se encontraban ocupadas en el rol de acompañantes a los entretenidos consumidores de alcohol.

Buscando una nena disponible, logre divisarla. La observé a la distancia. Estaba sentada al otro extremo del salón donde me encontraba ubicado. Ella, al percatarse de mi atención, inmediatamente respondió con una sonrisa suave pero expresiva, mezcla de picardía e ingenuidad, derivada de ese semblante juvenil y de la frescura irradiada por su piel.

De inmediato la llamé. Mientras se acercaba, advertí plenamente la sutil esbeltez de su cuerpo y los ángulos sedosos dejados al descubierto por una diminuta y pervertida tanga de color rojo, reveladora de unas superficies tiernas y deleitables aptas a la depredación sexual de los tantos cazadores de presa presentes en ese ambiente. En definitiva, una negra linda y provocativa.

De rasgos fuertes y un toque recio, sus facciones aguileñas son bonitas dentro del contexto de la raza negra.
Es pequeña, delgada, físico absolutamente armonioso. Por eso el título del post: Una verdadera barbie en versión morena. No es voluptuosa. Está llena de curvas, totalmente, pero son suaves y proporcionadas a su talla, con una mesura y equilibrio como pocas veces se detecta en una mujer, a diferencia de la mayoría, sobresalientes en uno o dos atributos y un remanente apenas circunscrito a lo normal, denotando algún grado de anomalía en sus cualidades.

En este caso, NO, para nada. Tiene un poco de todo, bien puesto, en su lugar y acorde a su tamaño. Trasero, piernas, silueta, sobriedad, estrechez de cintura, ancho justo de caderas, busto pequeño, compacto y puntiagudo.

Ni hablar de la tonificación de sus partes. Imposible encontrar un toque de flacidez o celulitis en la humanidad de esa mujer. Todo una modelito, una muñequita ofreciendo la oportunidad de ser degustada y poseída.

No conversé mucho. Sus respuestas con amabilidad y gentiliza convencieron fácilmente al miembro viril, más interesado en explorar lo abismal de sus cavidades y mucho menos en averiguar lo ameno de sus reacciones.

Comentó ser Bogotana, pero de padres Chocoanos, 20 años. Soltera, sin hijos, sin novio.

No había otra opción. Era ella o ella. Tocaba ir a la habitación con este prototipo “fitness” e intentar deleitarse con ese concierto de cadencia y simetría.
El otro ítem de trascendencia eran los adicionales. Sin importar el morbo exacerbado, necesitaba mantener el control y aclarar el tema. Tópico ampliamente comentado en el foro y siempre advertido como generador de decepciones en la medida de no resolverse antes de iniciar el encuentro.
Pero, ¿Es posible asumir otra actitud? hummmm......Tal vez, siendo viable en quienes no obran cerca a los límites y son de un talante algo conservador: baja afición al cunnilingus, desconfiado a practicarle beso negro, beso de payaso y otras tantas actuaciones propias de foristas de trayectoria, arriesgados aventureros en las lides del placer sexual.

Si el objetivo es la búsqueda de un trato de novios, entonces besos, caricias, abrazos y el contacto prominente de piel a piel, no significarían adicionales tan extremos o difíciles de lograr. Es evidente, por ejemplo, la mayor complejidad de una aceptación a eyacular en la boca a la de obtener besos apasionados.

Siendo así, ¿Porque primero no arriesgar y probar cuanta empatía se desencadena? De ser positiva la afinidad, entonces sin pensarlo dos veces, embarcarse en la decisión de negociar extras.
OK, no se diga más, Primero “química” y después, hacerle de todo a esa damita del deseo.

Pactamos media hora.

Dos dirigimos a un cuarto en el segundo piso con la expectativa de una experiencia poderosa.
Todo marchaba bien…hasta el momento.

Una vez en la habitación, la situación tomó un giro inesperado, sorpresivo, cuanto menos, desagradable.
El cuarto era amplio, pero sin ventanas, la sensación de calor fue instantánea. En un parpadeo se quitó las dos ínfimas prendas que la cubrían, se dirigió hacia mí y casi de inmediato se volvió insoportable el olor a sudor desprendido por esta hembra.

No lo capte en la corta conversación sostenida en la antesala al pacto de tener sexo, mucho menos mientras subíamos las escaleras.
Todo su carisma se derrumbó ipso facto, desmoronando en migajas el ánimo de confrontarla con lujuria, así como la firmeza de la naciente erección.
Flacidez total, impotencia en su máxima expresión. ¿Como es posible que no se dé cuenta? No es cuestión de raza, es de aseo personal, es norma mínima de higiene ¿Que sucede, que no se percata de ese hedor opresivo? Pero así es, frente a mí, como si nada pasara, ríe tiernamente y se agacha, coloca el preservativo e inicia una succión suave y sostenida. Nada para hacer, no hay respuesta eréctil en lo absoluto. No quiero continuar. El castigo a mi olfato supera el buen intento de estimulación oral.

¿Lo estará haciendo de maldad? No parece. Muestra signos de emocionarse. Agarra mis piernas y aumenta el ritmo, se aferra a ellas, no me mira, aprieta la parte trasera de mis muslos y se lo introduce con mayor intensidad. Mi pene empieza a responder y eso parece incitarla. Lo devora todo y en cada engullida es garganta profunda. Ya en algunas entradas empieza a dejarlo unos segundos, pero el tamaño sigue en aumento y le complica su accionar. Lo asimila a un desafío y se esfuerza. Con el miembro adentro, intenta abrir la boca para tragarse mis testículos. Es codiciosa y su voracidad me deja atónito.

Pero más estupefacto estoy de mi propia bajeza. Hace un minuto las náuseas invadían mis sensaciones y ahora ya tengo ansias de penetrarla. Estoy algo aturdido y no sé cómo proceder. Lo mejor será dar por concluido el asunto. Unos movimientos rápidos para una eyaculación anticipada terminarán con la mezcla absurda de asco y morbo, destruyendo este ambiente fronterizo entre lo depravado y amorfo.

La levante y la tumbé contra la cama, en posición casi de misionero, con mi espalda bastante erguida evitando acercarme a su cuerpo, le abrí las piernas y empuje con fuerza. ¡Qué sensación tan bárbara al penetrarla! Que cavidad tan cerrada. Que vagina tan estrecha. Era como meterlo por detrás. Casi no entraba y eso desató mi ímpetu por percutirla hasta el fondo. ¡Entra porque entra y de esta no te salvas! Nuevamente la embestí, esta vez con mayor fiereza. Se le hundió todo y esa mujer parecía haber sido apuñaleada. Sus gestos de placer eran casi insensatos, sus gemidos tenían brotes de una fusión entre dolor y agonía, su rostro se descompuso exhibiendo un deleite casi intolerable, estiraba su cuello como clamando al cielo, como rogando compasión, sus brazos intentaban aferrarse a los míos, a mi pecho y a mis hombros, suplicando clemencia por lo que acababa de hacer y eso FUE SUFICIENTE para que yo también perdiera el control.

Estaba enardecido por clavarla, por castigarla en su defecto, en su fallo en cuanto a higiene y simultáneamente, extasiarme con la flama friccionante que provocaba su apretado orificio.

Le daba duro, la aguijoneaba con severidad. Ya no estaba deseoso de eyacular lo antes posible, ahora estaba obstinado en sacarle hasta la última gota de placer a esta ardorosa afrodescendiente. Era la forma de cobrarle esa actitud impropia, ese desliz profiláctico. Su comportamiento continuaba en otro plano, demostrando un placer mucho mayor al experimentado por quien esto escribe. Si, parecía que lo disfrutaba más que su machucante de turno. No podía estar mintiendo. No podía ser fingido. Su proceder era demasiado abrupto. Se desenvolvía de forma casi irracional. Parecía ser presa de un exorcismo, con un demonio muy adentro, pero no de ultratumba, sino de piel, arterias y sangre. No tenía control de si y tenía que aprovechar para tomar el dominio total de todo el trajín en aras a seguir martirizando su pelvis.
Arremetía con más y más fuerza, pero su olor también crecía. Odié a esta mujer por un instante muy corto, fui racista durante un milisegundo y no me siento orgulloso de ello: “Negra malparida, si no fuera por tu mal olor, ahora mismo te estaría surtiendo verga hasta el cansancio de forma alegre y entusiasta”.

La levante y una vez de pie, la gire para colocarla de espalda, con una mano agarre firmemente su cadera y con la otra inmovilice su cuello, inclinándola justo a la altura apropiada para que su trasero permitiera otra nueva tanda de atropellos a los interiores de su apretado agujero sexual.

Impactante y aturdidoramente placentero chocar de forma incesante contra sus pequeñas, redondas y duras nalguitas. Incluso, le estaba dando más fuerte y en cada impacto, ella seguía quejándose mediante sonidos orgásmicos poco inteligibles pero muy lascivos.

Estaba inundado de sudor, casi deshidratado por la intensidad del hecho y la desmesurada fogosidad del momento.
Unos golpes secos y contundentes en la puerta detuvieron la continuación del acto. Respire profundo y ella se incorporó para caminar hacia su vestido de baño, voltearse un poco y observarme con una gesto malicioso y cómplice.

También la miré. Quería decirle que era una mujer exquisita y comentarle su error. Expresarle que era fácil de corregir, estaba joven e iniciando en este ambiente y aquello le traería inconvenientes innecesarios como persona, como mujer y como practicante de este particular oficio.
Sin embargo, no encontré palabras para exponérselo en forma de consejo o recomendación, sin llegar a ser ofensivo, sin lastimarla, sin causarle vergüenza.

Acudí a las memorias de las lecturas del foro, pues entre tanto comentario, opinión y debate, el estilo de alguno de los participantes podría ser de ayuda para encontrar la manera de realizar mi sugerencia y escoger las frases adecuadas para hacerle llegar la idea.
Mis remembranzas volaron velozmente sobre tantas y tantas páginas leídas, pero fue en vano. Si, puedes leerlos, aprender de sus experiencias, recrearse con sus contenidos, pero capturar las cualidades expresivas de los más asiduos participantes es algo distinto. Fue intento perdido procurar empaparme de la escritura descomplicada de vandijk, de la frescura y espontaneidad del fat2020, de la franqueza de pancho 69, de la malicia jocosa y divertida de perromueco, del tono firme y directo de criteriado, del toque sentimental y romántico de Casanova, de la concisión y sensatez de mrFalo, del carácter colaborador de darktemplar_cat, ni mucho menos de la prosa dúctil, fina y sugestiva de adicto, ni la de una lista larga de perfiles que alcanzaron a llegar a la memoria.

En definitiva, ni eyacule, ni logre decirle “Usa desodorante”. Me ahogue en un vaso de agua.

Despedida simple con un besito de mejilla un tanto a la distancia, producto del repulsivo aroma.

Salí con una sensación algo extraña de una vivencia anecdótica e inusual que fluctuó entre sensaciones opuestas, pero con el sinsabor de haber dejado escapar una coyuntura propicia para un santiamén memorable.
Si, me fui odiando y me fui deseando a esta mujer.
También me fui odiándome un poco a mi mismo, por la incapacidad para virar la situación a mi favor.


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