El equilibrio entre el ataque y la defensa es la clave del caso. En mi opinión, si lo que dicen los medios es cierto, tres atacantes con arma blanca, una aparente arma de fuego que portaba uno de ellos y la intimidación, y la víctima, superada en número y con dos armas que ve en ese instante con capacidad de quitarle la vida o lesionar gravemente su integridad, responde con un arma de fuego, muestra a las claras un equilibrio de las fuerzas en contienda. Es legítima defensa, pero son los jueces, con los elementos de juicio que les dé la investigación, los que tienen la última palabra.

Distinto sería el caso, por ejemplo, si solo hay un agresor que intenta intimidar a su víctima con un objeto contundente (un palo, como hacen algunos indigentes) y el agredido le responde con un arma de fuego, disparando hasta matarlo. La desproporción se ve a las claras.

Es cierto, en la fotografía se ven los cadáveres en posiciones inusuales. Podría pensarse en un arreglo de la escena del crimen, pero son simples especulaciones. Son los jueces y las pruebas técnicas las que deberán determinar lo que en realidad pasó (verdad histórica), o al menos, lo que pueda demostrarse en el proceso, es decir, la verdad procesal, la que al final se constituye en el fundamento del fallo correspondiente.