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bauerbog · 17-09-2019 , 01:41:20

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Iniciado por JUANCHACO325

El viernes pasé a la bonita y lo estaban remodelando así que paila, el man que estaba arreglando me dijo que todas se habían pasado para sirenitas, efectivamente pasé y noooo, qué vaina tan llena de antenas. Apenas pude divisar unas 5 viejas apenas aguantables. Trataré de pasar un día que esté más solo, ni me pude sentar de la cantidad de gente que había. Así que decidí ir al de pinturas bleer el de las cortinas de bambú y habían ocupado a la que me gustaba y pues no soy de esperar media hora hasta que termine, quise pasar a esos de la bahía de estacionamiento en la 68 pero me da mala espina, no sé me parece muy underground y más que ya era de noche. En últimas terminé mi recorrido en tantras de la 72 donde hacen las mamadas al natural como para no perder el viaje y le hice la vuelta a Bárbara, una vete de 32 años con unas tetas grandes, buen oral, picos apenas, y un polvo aceptable. Lo negativo pues ya se ha dicho muchas veces son las incómodas camillas pero la atención me ha parecido buena las veces que he ido.

Hace algunos días pasé después de mucho tiempo de no ir al Tantras de la 72. Ví el timbre. Lo toqué. La puerta se abrió levemente. Entré pasando por un corredor estrecho viendo un espejo al final y unas escaleras para llegar al segundo piso a la sala de presentación. Me senté y pedí a la joven encargada que me hiciera la presentación de las chicas.
De antemano había visto varios anuncios en photoprepagos de varias de las chicas que ahí trabajan. Tenía ya algunos nombres referenciados. Una es una venezolana madura de treinta y tantos años. No sabía de su estatura pero sí de que tenía las tetas y pezones grandes y un buen trasero. Cuando empezaron a presentarse las chicas, la primera que apareció fue coincidencialmente ella. Bárbara. Conocí a las demás pero me pareció que era la mejorcita con otra que en este momento se me olvida su nombre pero que he visto que tiene buenas referencias.
Mandé llamar a Bárbara. Un minuto después apareció, pero la sala se había ocupado con otros dos clientes y sus sexoservidoras que escogieron antes. Ella me saludó amablemente y me invitó a que de una vez fuéramos a uno de esos estrechos cuartos con camilla que tiene esa casa. Una vez adentro me volvió a saludar. Le conté lo del aviso en photoprepagos, se lo mostré desde mi celular y me ratificó todo lo que decía. Algunas cosas eran extras como besos en la boca, sexo oral a ella, y el sexo anal. El oral natural a uno sí estaba incluido dentro del precio.
Salió un momento del estrecho cuarto para traer sus objetos personales y una especie de sábana negra para cubrir la camilla. Cuando entró y puso la sábana me ayudó a desnudarme. Luego le ayudé a desnudarla a ella. Luego nos abrazamos y me preguntó con su acento venezolano qué me gustaría que ella hiciera. Le dije que quería acariciarla, tocarla, masajearla por todo su cuerpo. Le pregunté si tenía algún aceite o algo parecido. Sí lo tenía. Al comienzo no le sonó mucho la idea pero le dije si tenía alcohol para echarme en las manos. Ella me lo alcanzó pero antes ya vio mi miembro firme y me dijo que me iba a echar un poco ahí. Me echó un poco y me limpió con un pañito. Le dije que tuviera los preservativos cerca. Me dijo que me iba a hacer el oral al natural. Le dije que por qué no me daba unos buenos besos que le pagaba al final. Me puso el condón y me besó con pasión por el resto del tiempo. Con el ambiente más distendido ella aceptó que la masajeara con un aceite que tenía. Por la espalda, por las piernas, por las nalgas, abriéndoselas, cerrándoselas, moviéndoselas hacia arriba y hacia abajo. Le pedí que con sus propias manos se abriera su culo y antes que creyera que le metería una de mis manos le metí dos de sus dedos de su mano derecha por la vagina. Entraban y salían cada vez más rápido y más dentro. Le dije que se pusiera boca arriba y parado a su lado le masajee sus tetas cuyo tamaño de sus pezones fue la confirmación inequívoca de las fotos del anuncio. En ese momento le pedí que me hiciera el oral.
La veneca ya estaba mojada. Estaba lista para ser penetrada y yo listo para penetrarla. Ella prendió un pequeño ventilador que había en una repisa. El calor se concentraba rápidamente en ese cuarto. Me subí con cierta dificultad a esa camilla y le dije que girara su cuerpo a su derecha y que se tuviera del borde de la camilla. Me metí entre sus piernas, le cogí su buen culo, y la penetré. Se mueve bien. No puso problema por nada. Era agradable y fácil la penetración. Luego ella acostada puso ambas piernas en mi pecho y la volví a penetrar. También esa posición funcionó. La pude penetrar con más intensidad y fuerza así. Ya estábamos pasando de la media hora y me di cuenta que estaba cerca de venirme. Para asegurarme le pedí que se hiciera en cuatro. Ella se puso así y la penetré. Tiene un buen culo. Se mueve bien. Llegué al punto de no retorno y me vine abundantemente como al minuto 40. Ella me pide que le masajee su clítoris para también venirse. Cogí los tres dedos intermedios de su mano. El de en medio introduciéndoselo, los otros dos masajeando hasta que vi un fluido salir lentamente por su vagina. Con una mano no le soltaba su mano y al mismo tiempo la besé y luego la solté.
Una vez ella recuperó el aliento me ofreció pañitos para que me limpiara. Ella cogió también para secarse la vagina y en general todo su mojado culo. Me gustó ver eso tan de cerca. Ya cuando vi lo más llamativo de eso me concentré en limpiarme y en secarme el sudor de mi frente y de mi pecho. Me pidió que la disculpara que necesitaba ir al baño un segundo, que no se demoraba.
Regresó pronto. Ya me había secado por completo y me estaba vistiendo. Ella rápidamente se puso sus interiores y vestido. Creí que se despediría en ese momento pero no. Descolgó mi chaqueta del gancho y me ayudó a ponérmela. Me peiné rápido. Me dio un abrazo y un beso y me acompañó al corredor al borde de las empinadas escaleras. Se despidió y bajé despacio hasta llegar al primer piso. Recorrí el corredor, llegué a la puerta, la abrí y salí ajustándola. Salí sin afanes y tranquilo pero sin mirar a nadie a la cara buscando un lugar donde tomarme algo frío y abundante por la sed que tenía.