Los dos últimos de 2018 (Ruby y Carla) | Buenas noches.
El último sábado de 2018 me acerqué a nuestro amado barrio con el fin de explorar y encontrar nuevos prospectos.
Gusto poco de las mujeres que llevan vestidos, faldas y ropa suelta. Tengo una particular e intensa atracción por las que llevan shorts de jean o que usan pantalones similares (los famosos push-up o levantacola).
Pues bien, al prinicipio (eran las 7 PM) no vi nada que me atrajera ni mucho menos que mereciera $60.000, por lo que recorrí Troya, Paisas, Fiebre y Casona, pero la búsqueda fue infructuosa.
Decidí echarme la pola del estribo en Troya y entonces vi a una chica de piel mestiza, delgada pero con buen cuerpo vistiendo un top blanco y un jean muy ajustado de color verde oscuro. Ese impacto visual me motivó a charlarle y negociar. Su nombre: Ruby y era de Venezuela.
Me pidió la tarifa oficial y decidí subirla, en el segundo piso mientras pasaba el dinero al administrador decidí juguetear con sus nalgas y a meterle la mano dentro del jean, ella se movia de forma traviesa, cuando nos asignaron una habitación.
Ya dentro, me lavé las manos y ella se quitó la ropa, dejando al descubierto un sostén y una tanga de color blanco, que resaltaban con su color de piel.
Me puse a masajearla y me gustó mucho la textura de su piel, era muy suave y tersa, sus nalgas bien firmes y unos senos pequeños pero atractivos. Después ella me hizo la mamada, suave pero con dedicación, unos actos de garganta profunda y a culear se dijo.
Sin embargo, y a pesar que accedía a todas las poses que quisiera y me hacía "pussy-to-mouth" no sentía conexión con ella, tanto así que estando emparolado no me dieron ganas de venirme.
A los 20 minutos tocaron la puerta, ella muy extrañada me miraba, nos vestimos, bajamos juntos y nos despedimos.
Naturalmente, yo necesitaba desfogarme y en esas vi a otra chica trigueña, de piel clara vistiendo un top de color rojo y un short de jean. Me hizo ojitos y decidí hablar con ella, me cobró 60 y de nuevo para arriba (su nombre era Carla, también de Venezuela).
En la habitación, ella me hizo un corto baile y procedió a quitarse su ropa, dejando al descubierto una hermosa tanga de cadena. Al igual que la anterior, me hizo una buena mamada, accedía a las poses que quisiera con "pussy-to-mouth" pero tampoco hubo conexión y las ganas de venirme se esfumaron.
También me miró de forma extraña, se despidió y se fue.
Ya con lo del bus, y con las ganas reprimidas abandoné el barrio y dejando 2018, que fue un año poco satisfactorio en torno a las pamplemusas.
Ojalá 2019 me de muy gratas sorpresas y mujeres arrechas e insaciables.
Saludos. |