Hacía años, creo yo, no leía una columna del diario más conocido de mi ciudad, El País. Y me complace que haya sido una reflexión serena y precisa acerca de un fenómeno que, uno como un asalariado que debe de responder por una obligación laboral que le ayuda a sostener el hogar, cubrir necesidades perentorias y permitirse algunos gustos personales pues, uno ve con más desconfianza y temor que otra cosa. Se me hace que la mayoría de quienes van a estas marchas, basado en mis reflexiones sobre este escrito del Sr. Martínez, están entre las categorías de 'vagos' e 'ingenuos': ¡Ya pónganse a estudiar! ¡Dejen de joder el tránsito normal a quienes necesitamos llegar temprano a laborar! Y a quienes practican el vandalismo: ¡Hagan todo el daño que quieran en su casa a ver si les resulta muy bonito, güevones!