Quienes hemos participado en marchas del movimiento estudiantil sabemos cómo actúan los "capuchos". De repente aparecen, realizan desmanes en pocos minutos y desaparecen camuflándose entre la multitud.

Se aprovechan no sólo de la sorpresa sino de la longitud de las marchas que abarcan decenas de cuadras y la mayoría, que va adelante, no se alcanza a dar cuenta de estos focos de violencia.

Estos saboteadores que, generalmente son de extrema izquierda, sólo buscan el caos porque rechazan que se luche por las reivindicaciones de manera pacífica. Es la escoria que termina desprestigiando las justas peticiones de los estudiantes, concitando el rechazo de la sociedad que justifica la represión policial.