Esta semana Luis Almagro sostuvo una reunión con el exdirector de la Agencia Colombiana para la Reintegración para aportar soluciones en conjunto a los retos productivos de la migración venezolana.
Todos los días llegan aproximadamente trescientos venezolanos a Cali. Una cifra que advierte un gran desafío para la región Pacífico. El gerente del Plan Frontera, Felipe Muñoz lo dijo recientemente: hasta el venezolano más pobre aporta beneficios positivos para Colombia.
¿Pero cómo hacer de esa integración un proceso rápido, seguro y productivo para el país? La respuesta la ha estado elaborando el exdirector de la Agencia Colombiana para la Reintegración (ACR), Alejandro Eder, quien propone un modelo similar al que se utilizó para atender a los combatientes que se desmovilizaron de los grupos armados ilegales en Colombia.
El debate se abrió en Washington, en un encuentro de Alejandro Eder con el Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro. Eder puso sobre la mesa programas exitosos socio-productivos, como el esquema de reintegración comunitaria que ha ayudado a eliminar la desconfianza que existía con la población de excombatientes de las Farc y las autodefensas. Para Eder, ese es un modelo replicable con la población de venezolanos.
Desde el 2007 la ACR creó una serie de procesos que le brindaron confianza al gobierno, la empresa privada y sociedad civil para romper definitivamente con los círculos de violencia que ocasionó la guerra. “Era importante que el sector privado le perdiera el miedo a los reinsertados y supieran que detrás de ellos había una red institucional dispuesta a facilitar el acercamiento”, explica Eder.
El mismo rechazo que sienten los excombatientes lo están viviendo algunos venezolanos. Por eso la importancia de trabajar con las comunidades de acogida para mitigar los brotes de xenofobia. “Los caleños tenemos que aprender a convivir con esta nueva realidad y recibir a los migrantes como parte de nuestro tejido social”.
En la gestión de Eder en la ACR se reintegraron a la sociedad más de 20.000 excombatientes a quienes durante el proceso se les dio atención inmediata: se establecieron hogares de paso y puestos de salud. A partir de ahí se iniciaba un trabajo de caracterización para entender quiénes eran, cuál era su nivel formativo y qué oficio sabían hacer, con el fin de integrarlos a la institucionalidad pública y privada. Este mismo proceso puede hacerse con los cerca de 40 mil venezolanos que residen en Cali.
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Según el líder caleño, es clave que en la ruta de atención a los migrantes se puedan integrar los profesionales que están llegando a territorio colombiano como médicos, ingenieros, docentes, entre otros, para brindar acompañamiento a sus coterráneos y enfrentar el problema de la falta de personal capacitado ante la llegada masiva de venezolanos.
“Me sorprendió que cuando visité el albergue instalado por la pastoral de Cali, de 300 migrantes venezolanos que estaban ahí, más de 20 que eran médicos”, comentó Eder.
Fuente: el Espectador