Lo he leído muchas veces, incluso el Banco Mundial nos lo dijo hace ocho años: debemos tener un crecimiento sostenido del 4% o 5% para poder abandonar el subdesarrollo. El mensaje no es sólo para Colombia, lo es para toda América Latina. El hecho es que dicha tasa de crecimiento raras veces se ha alcanzado en Colombia en los últimos 25 años. De hecho, el BID resalta que desde 1960 hasta 2017 la tasa promedio de América Latina ha sido de 2,6%.
La pregunta que emerge, en consecuencia, es: ¿cuál es el sendero para alcanzar un crecimiento sostenido en dicha dirección?
No hay recetas mágicas, pero es evidente que en Colombia el Modelo de Desarrollo no ha dado los resultados anunciados un cuarto de siglo atrás. Más grave aún, parece que las autoridades económicas no se dan cuenta -¿no pueden o no quieren?-.
Comercio Exterior: tenemos mercados, pero no tenemos productos.
Durante dos decenios el país se dedicó a firmar TLC con regiones y países con mercados domésticos grandes. Sin embargo, la respuesta del ******o productivo a las políticas implementadas ha sido la mengua en la agregación de valor. La consecuencia: una creciente exportación de bienes sin transformar y una expansión del mercado doméstico para las manufacturas importadas.
¿Dónde está el problema? Hay economías en el mundo con poblaciones que gozan de un alto poder adquisitivo gracias a la producción y exportación de commodities de origen minero, ejemplo de ello son los países del Golfo Pérsico. Considero que en Colombia hay dos razones para no tomar este camino:
– en el subsuelo colombiano no hay suficientes reservas de petróleo y gas para sostener un modelo económico extractivista (sólo hay reservas para seis años), excepto que se apruebe el fracking para su explotación, y;
– porque elegir el fracking es ir en contravia del desarrollo social y ambientalmente sostenible. Recordemos que en este artículo no estamos hablando de crecer en el corto plazo, sino de tener una tasa del 5% sostenible en el largo plazo, y ésta no se podrá mantener si vamos en contravía del ecosistema. No hay planeta para seguir devastándolo por décadas.
La otra característica de este modelo económico insostenible es que nos hemos dedicado a firmar acuerdos comerciales -TLC- buscando ventajas para ingresar a mercados de Europa, de Estados Unidos y del Este Asiático; sin embargo, para la exportación de hidrocarburos -que es lo que vendemos y exportamos desde hace dos décadas- no se necesita un acuerdo de preferencias comerciales. Los TLC sirven para exportar manufacturas, productos agrícolas (en menor medida), servicios y capitales.
El colombiano