Una cosa son las ideologías que se basan en valores universales y concepciones del mundo determinadas y otra bien diferente los partidos políticos que las adoptan, cada cual con matices propios.

Aquí nadie se le torció a nadie porque no se fue a votar contra alguien sino contra un cáncer que corroe el país: la corrupción, que no tiene color político. Unos más, otros menos, todas las fuerzas políticas y los tres poderes han sido contaminados por este cáncer.

Bien diferente es que no se haya escuchado a Uribe que, después de aprobarla se volteó y se dedicó a atacarla al igual que a sus promotores. El que casi 12 millones hayan acudido a las urnas y el 99% hayan votado por el SI, implica que mermó mucho la capacidad de convocatoria del senador.

En otras palabras, estas casi doce millones de personas no le pararon bolas y por esto puede decirse que no sigue sus directrices. Son independientes.

Y respecto a las ideologías de izquierda, centro y centro derecha (esta última liderada por Duque) que no se opusieron, son vistas como aliadas contra la corrupción, pero no quiere decir que esto automáticamente se traduzca en votos.

Estos casi doce millones de votantes votarán por líderes honestos que les garanticen que efectivamente van a luchar contra la corrupción. De las diferentes vertientes depende ganarse estos votos de opinión.