Es arar en el desierto tratar de explicar que el homosexualismo es tan sólo una de las expresiones de la sexualidad de los humanos. Igual el bisexualismo, el transexualismo o el lesbianismo.

Igual creer que porque una persona es homosexual se gradúa de violador o de corruptor y vive permanentemente acechando hombres o niños. Y lo peor del cuento es que los peores delincuentes sexuales son heterosexuales.

Si queremos construir la paz hay que respetar la diversidad. Hay violadores o morbosos tanto entre los homosexuales como entre los heterosexuales.

Por fortuna Duque no pertenece al sector fanático del CD. Por eso nombró a un gay como ministro del medioambiente. Vio sus capacidades intelectuales y no lo que hace debajo de las cobijas que pertenece a su vida privada.

También hay que celebrarle que no se haya atravesado a la ratificación de Saavedra que lo único que quería era a través de las cartillas que se respetara la diversidad.

Las personas valen por su intelecto y no por sus preferencias sexuales. Un ejemplo es Brigitte Baptiste, la brillante biòloga que dirige el Instituto Humbold. Su transexualidad nada tiene que ver con sus excelentes logros profesionales.