Aparte de los nostálgicos que le rezan todos los días, el comunismo es un fósil que ya ocupa su lugar en la historia como doctrina fallida que llevó a varios países por el camino al infierno marxista que, por supuesto, también está empedrado de buenas intenciones como todos los infiernos.

De ahí que amenazar con el apocalipsis comunista es comportarse igual que los curas que viven amenazándonos con el infierno si no nos portamos como ellos quieren.

Ni el infierno existe, ni el comunismo tiene la mínima posibilidad de echar raíces en esta tierra.

La amenaza tiene otra lectura: "no nos dejaremos quitar los privilegios que tenemos desde hace dos siglos" y que mantienen en el atraso al campo colombiano.

Pero defender otro fósil en pleno siglo XXI, el semifeudalismo que genera atraso y violencia, es mear fuera del tiesto.

Su tiempo ya pasó, aunque tienen el derecho los viejos hacendados de patalear y darse el gustico de sus últimos triunfos.

La mortaja espera para llevarlos al museo de las momias.