Menos mal que aqui nunca han gobernado los surdos bagos e hineptos.

Agradecer que este enorme desarrollo que ostentamos se lo debemos a estos ilustres emprendedores que apenas han vivido de la teta del Estado por poco más de un siglo y solo piden migajitas a cambio: subsidios a terratenientes, zonas francas, notarias, consulados, excenciones tributarias y carreteras pavimentadas a sus finquitas.