El asunto no es de creencias sino de cifras. Es decir, yo opino con la razón que da la cabeza fría y no con la emoción que proporciona la cabeza caliente.

Sigamos:

Caquetá, con amplia presencia guerrillera de las Farc en el pasado, no les funcionó la maquinaria que usted dice que tienen porque Duque sacó 67.884 mil contra 29.965 de Petro. En el Meta, donde las Farc tenían amplia influencia, incluida la obtenida por la zona de distensión, Duque ganó en 27 de los 29 municipios. Petro sólo ganó en Uribe y Mesetas. Es llamativo que Duque haya ganado, por ejemplo, en San Vicente del Caguán. Duque en el Meta obtuvo 211.322 votos, mientras Petro tuvo 75.945. Es decir, lo triplicó.

Ahora, es cierto que Petro ganó en Putumayo, 60 mil contra 23 mil y en Vaupés, 2.500 contra 1.300, pero Duque le ganó en Vichada, 8.400 contra 3.200 y en Guainía, 3.800 contra 2.100.

Como bien puede verse en este ejercicio, en las regiones donde las Farc tenían en el pasado gran influencia, la perdieron porque las cifras electorales (no las emocionales) dicen otra cosa. Y salvo Putumayo, Petro pierde por goleada en los departamentos más poblados.

A Petro le queda parte de la costa, incluyendo Córdoba donde el salgareño tiene a los clanes políticos y el Ubérrimo, Nariño, Cauca, Chocó y sobre todo Bogotá que en las próximas elecciones le puede poner el 30% de su votación, votos de opinión en los que las Farc nada tienen que ver.

Aparte de esto me llama la atención que los organismos independientes como la MOE no hayan denunciado el constreñimiento al elector por parte de la Farc.

Hay que reconocerlo, la Farc tiene una escasa influencia y, por el contrario, es como un leproso andante. Nadie quiere estar cerca de ella porque en lugar de sumar, resta votos.

Ah, y respecto a las encuestas, la de Datexco sólo la puse para alborotar el avispero. Cloaca y despeñadero están en plena mechoneada.