Este caso sirvió para varias cosas:

Ponerle límites a la JEP para evitar que ande como caballo desbocado entorpeciendo las instituciones.

En el caso de alias Santrich, la función de la JEP es notarial. Simplemente certificar cuando se cometieron los delitos que le imputa el gran jurado de la Corte de NY.

Mostrar la fortaleza e independencia de las instituciones. La fiscalía ha obrado con la contundencia necesaria y será la Corte Constitucional la que dirima el conflicto de competencia entre la JEP y la justicia ordinaria.

Fortalecer el proceso de paz al demostrarse con hechos que no se hipotecó el país a la subversión y que, por el contrario, si persisten en delinquir soportarán todo el peso de la ley.

A Santrich el "quizás, quizás, quizás" con el que pretendía mamarle gallo a los compromisos adquiridos, se le transformó en "chupe cárcel por huevón".