Lo curioso es la reacción de Uribe y su mascota, hoy enfurecidos contra la estúpida decisión de cambiarle a Santrich La Picota por una habitación en el Episcopado. No importa que el salgareño haya hecho cosas peores en el pasado. ¿Recuerdan la liberación unilateral de Rodrigo Granda, el canciller de las Farc, que dizque como gesto de buena voluntad para que la guerrilla devolviera a los secuestrados?

Granda fue trasladado en un helicóptero de la Policía Nacional de la cárcel donde estaba recluido en La Dorada a la sede del episcopado. Y es más, con él Uribe liberó a 193 guerrilleros con el sólo compromiso de no volver a las Farc. Al menos en el proceso de paz de Santos la mayoría se desmovilizó y Santrich está detenido con fines de extradición. Uribe, en cambio, los soltó sin nada a cambio.

Y ahora, el senador se rasga las vestiduras. Definitivamente, la política es dinámica.