Dar Click En La Imagen
En esta época nuestra de viralidad descontrolada en las redes, las noticias sorprendentes pueden ocultar pequeños grandes fenómenos de la Naturaleza que según pasan de mano en mano —de ojo en ojo— se van tiñendo de humor, confrontación, ironía o incluso desconfianza. Y a menudo tienen que salir “los sabios” a dictar veredicto. Y dicen ‘Falso’. Un ‘Falso’ que muchas veces se basa en intuiciones sin verificar. Pero da igual. El experto ha hablado. Y la red repite su máxima como si fuera una enorme cámara de eco.
Es comprensible. Los efectos especiales digitales han logrado tal perfección que, con frecuencia, levantamos una barrera de suspicacia ante cualquier vídeo que pueda chocar o confrontar la parte más incrédula de nuestro raciocinio. Pero a veces hay que rectificar. No hay Ciencia sin debate, ni ausente del contraste de datos.
Algo así sucedió con el vídeo que saltó a la red a finales de enero, en el que una vistosa “rata” se “duchaba” con ademanes que nosotros interpretábamos como “humanos”, como si fuera un personaje de Ratatouille. Gran parte de los espectadores del vídeo generaron una discrepancia en cuánto a lo que veían sus ojos. Se pensó tanto en una falsificación digital como en un vídeo real que no tenía nada de feliz para el pequeño roedor.
Diversos entendidos afirmaron que aquella escena no tenía nada de normal. Que aquella “rata” no está acicalándose, claro que no. Que seguro que alguien había echado jabón o algún otro agente irritante similar sobre el animal, queriendo o sin querer, y que el pobre animal no hacía otra cosa que luchar ostentosamente por quitárselo de su piel y pelo.
Pues bien, no es así y la viralidad del vídeo estaba más que justificada porque lo que estábamos contemplando en verdad, no era una mera “rata”, sino otra clase de roedor: una pacarana o paracana, o guagua con rabo, o guagua de cola o machetero. Por este último nombre se le conoce en las selvas peruanas, dónde se ha tomado el otro vídeo clarificador, el que tienes arriba. Esta vez, sin jabón alguno y solo con agua, el roedor procede con sus abluciones sostenido en dos patas, sin darle la menor importancia o sin darse cuenta de que está siendo grabado.
Los buenos modales del ‘ratón terrible’
Los macheteros o paracanas pueden alcanzar 15 kilos y llegar a medir entre 73 y 90 centímetros de longitud, y eso sin contar con la cola. Estos animales vegetarianos (tallos tiernos, hojas, frutos y semillas componen su dieta) no solo se yerguen para lavarse; también se sientan para comer, que es más de lo que podemos decir de muchos elementos de otras especies, incluso bípedas. Sujetan el alimento con sus patas delanteras, mientras adoptan la posición sedente para proceder.
Se trata del tercer roedor más voluminoso del mundo y segundo de América del Sur. Parece no hacerle justicia el nombre científico que le fue aplicado: “Dinomys Branickii” o “ratón terrible”, ya que sus maneras son casi civilizadas y su comportamiento es cero maligno, particularmente para con los seres humanos, cuya compañía —y alguna propina alimentaria— a veces busca como si aspirarse a normalizar un status de mascota o peluche con latido.
Este roedor fue descubierto en 1873 y habita en países como Colombia, Perú, Ecuador, Bolivia, el oeste de Brasil y el noroeste de Venezuela. Pero es la actualidad, la viralidad de las redes sociales la que ha hecho que lo resaltemos, no sin debate acerca de nuestra propia credulidad y percepción de la Realidad. Ya los conocemos, ahora nos falta evitar su extinción y quererlos. Que es casi lo mismo.