Las coaliciones se hacen para ganar y deben atraer el mayor número de personas. Excluir a Ordóñez implica restar votos que en una final cerrada como se prevé, pueden ser fundamentales. Pero meter un tercero en *******ia deja heridas abiertas porque en los cálculos de Pastrana está su regreso al poder real no sólo en Colombia sino en el propio partido conservador y sólo lo puede conseguir a través de su candidata, sea como presidente o como vicepresidente. Dejar entrar a Ordóñez entraña el peligro de quedarse sin el pan y sin el queso, reducido su papel a un par de ministerios y embajadas.

Sólo queda el día de hoy y solo la respuesta positiva de Pastrana a una consulta interpartidista que incluya al procurador anulado, condición que puso Marta Lucía para someterse al escrutinio de las urnas, salvaría la coalición, apuesta complicada pues no tiene maquinaria política y sólo se puede fiar del impredecible voto de opinión.

No sería aventurado pensar que al final Ordóñez le gane la partida por tener de su lado parte de la maquinaria del partido conservador y quede como candidato a vi¡cepresidente en el tarjetón de Uribe. La herida sería grande y tampoco sería loco pensar que Marta Lucía se vaya a las toldas de Vargas Lleras como su vicepresidente en las elecciones de mayo.