La discusión hace rato se volvió Bizantina. Ni Timo va a ganar las elecciones, ni la izquierda va a gobernar, ni va a llegar el castrochavismo al poder. El ganador va a ser un representante de la derecha urbana, de tinte autoritario que va a dejar reducido a su mínima expresión el proceso de paz en La Habana, dilatando su cumplimiento, después de la trasquilada que se le dio en el Congreso.

¿Su nombre? Germán Vargas Lleras, un oligarca como Santos que se fortaleció a su lado y dejará viendo un chispero a Uribe que no pudo recuperar el poder a través de Martha Lucía Ramírez. A Vargas le importa un comino el acuerdo con las Farc, pero lo combate ferozmente para conseguir votos.

Lo que realmente quiere hacer es modernizar el país para volverlo más competitivo. Un mejor clima de negocios acelerará la inversión extranjera y aunque el abismo social seguirá, los grandes capitales verán con complacencia que la tensión social disminuye al aumentar el empleo con los mismos salarios bajos de siempre.

Y nosotros acá discutiendo sobre un universo paralelo en donde un pobre diablo como Timo tiene la capacidad de manejar a la oligarquía de este país. Ver para creer.