Estimado Marinero. Discutir sobre la abolición de la propiedad privada es igual que hablar del sexo de los ángeles. Hace mucho se desterró del mundo esta idea malsana que conspira contra el progreso de una sociedad.

La propia China, gobernada por el partido comunista, lo entendió hace 10 años y reconoció la propiedad privada, equiparándola a la pública y a la colectiva. En Cuba, el pasado 1 de junio, la Asamblea Nacional aprobó el reconocimiento de las empresas privadas, y en Venezuela, pese a que la pandilla que la gobierna intenta ir en contravía de la historia con sus expropiaciones a los empresarios, no han podido acabar con la propiedad privada individual. Tan solo en Corea del Norte persiste la abolición.

Algunos profesoruchos que se quedaron a vivir en los comienzos del siglo XX y le prenden velas a Lenin,podrán satanizar la propiedad privada, pero de ahí no pasarán porque nadie en este mundo lo va a permitir. Se les mira con conmiseración, al igual que a los que creen a pie juntillas que la tierra es plana y hace poco hicieron su convención en EEUU.

Es tan claro esto que en el propio proceso de paz con las Farc, se fortalece la propiedad privada rural al pactar la creación de un Fondo de tierras con baldíos propiedad de la nación para campesinos sin tierra o con tierra insuficiente. Los títulos de propiedad de los predios se les darán para que les saquen el mayor provecho. Además, se acordó un plan masivo de formalización para aquellos que tienen tierra pero no escrituras. Los demás propietarios, incluidos los grandes hacendados, seguirán con sus tierras y se permitirá la entrada de grandes empresarios a las ZIDRES (Zonas de Interés de Desarrollo Rural Económico y Social), para que pongan a producir territorios de difícil acceso con aptitud agrícola, pecuaria o forestal.

Se puede discutir sobre la virginidad de la Virgen María. Otra cosa es que sea realidad.