15-10-2017
, 13:20:00
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Denunciante Leyenda
| Respuesta: Doce momentos en los que el cine familiar olvidó que había niños en la sala 'Beetlejuice': resulta que el infierno es una sala de espera donde nunca te llaman
El cine de Tim Burton resultaba fascinante, porque no se parecía a ningún otro. Beetlejuice (o como lo rebautizamos en España, Bitelchús, 198 es un exorcista bastante baboso y con hábitos repugnantes que se obsesiona con casarse con la adolescente Lydia (Winona Ryder), y se llevará a quien haga falta por delante. Los bichos de la película cautivaron a toda una generación de niños, que aún no entendían la frustrante burocracia del más allá: después de muertos, a los protagonistas les espera una eternidad de papeleo, formularios, colas, solicitudes y trabajadores sociales. Resulta que sí hay vida después de la muerte, y el infierno es una sala de espera infinita en la que a tu número nunca le llega el turno y un funcionario se niega a atenderte. No podemos decir que nos sorprenda. 'Jumanji': advierte a los niños de que en el mundo real no hay segundas oportunidades
Una inocente noche de juegos de mesa termina en tragedia cuando el pequeño Alan cae en la casilla de "en la jungla has de esperar, hasta un 5 o un 8 sacar". Allí pasará atrapado toda su vida, acechado por bestias salvajes, mientras su amiga Sarah se convierte irremediablemente en la loca de los gatos. Veinticinco años más tarde, otros dos niños huérfanos echan otra partida al Jumanji y sacan a Alan de la selva, de donde sale desquiciado y perseguido por un explorador obsesionado con matarle.
El resto es una comedia de enredo disparatada en la que los cuatro participantes ponen en peligro de muerte a toda la ciudad al desatar estampidas de animales pixelados. Al menos al final Alan y Sarah recuperan sus vidas y, sin trauma alguno, se aseguran de que los dos hermanos (que no recuerdan nada) no se queden huérfanos. Los niños no se percataron, pero Jumanji fue una advertencia para que, cuando fueran mayores, no desaprovechasen su vida. En el mundo real no hay segundas oportunidades. |
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