El peligro de usar términos genéricos como derecha e izquierda es que se termina satanizando a una y otra, sin advertir que en el espectro político muchos son los matices.

Ni la izquierda ni la derecha son nocivas. Mientras la una busca que las clases menos favorecidas eleven su calidad de vida, la otra le entrega el protagonismo a la empresa privada para impulsar la economía.

En Chile, por poner un ejemplo cercano, derecha e izquierda se han alternado en el poder, y el país ha seguido por un rumbo democrático e incluyente, respetando las libertades y los derechos fundamentales, manteniendo un ritmo de crecimiento que beneficia a toda la población.

En Uruguay se acaba de publicar un informe sobre los 15 años que lleva la izquierda (Frente Amplio) en el poder y de un país dependiente de Brasil y Argentina, hoy tiene una economía sana y su crecimiento, sin ser espectacular, ha sido sostenido. En este sentido, El País de España señala:

Cita:

Carlos Alberto Lecueder, uno de los empresarios más influyentes de Uruguay, administrador de varios centros comerciales y del World Trade Center de Montevideo, reconoce que la izquierda "ha tenido políticas económicas serias" pero destaca ante todo que la progresión del país se debe "a que tiene un Estado de derecho serio y una democracia que funciona bien". El país supo aprovechar el boom de las materias primas y el tirón chino para diversificar y no depender tanto de sus imprevisibles vecinos. Uruguay funciona, como demuestra la llegada continua de inversiones o el establecimiento de todo tipo de marcas internacionales en los shoopings que administra Lecueder y que florecen por todo Montevideo.

De otro lado, Macri en Argentina,un presidente de derecha, trata hoy de remediar el desastre del ciclo populista y corrupto de los Kirchner, una izquierda irresponsable, al igual que la de Venezuela.

Ni capitalismo salvaje ni socialismo populista. Se impone un modelo económico que privilegie la iniciativa privada y la inversión social, que le apueste a la educación como bien más preciado y fortalezca el Estado de derecho. Inversión extranjera, ortodoxia económica, teniendo en la mira el crecimiento de una gran clase media que jalone la economía.