Ver Mensaje Individual
Antiguo 06-07-2017 , 22:20:58   #2
+Wilfred
Denunciante Platino
 
Avatar de +Wilfred
Me Gusta
Estadisticas
Mensajes: 26.412
Me Gusta Recibidos: 9174
Me Gustas Dados: 3811
Ingreso: 03 jun 2007

Temas Nominados a TDM
Temas Nominados Temas Nominados 19
Nominated Temas Ganadores: 0
Reputacion Poder de Credibilidad: 133
Puntos: 207273
+Wilfred tiene reputación más allá de la reputación+Wilfred tiene reputación más allá de la reputación+Wilfred tiene reputación más allá de la reputación+Wilfred tiene reputación más allá de la reputación+Wilfred tiene reputación más allá de la reputación+Wilfred tiene reputación más allá de la reputación+Wilfred tiene reputación más allá de la reputación+Wilfred tiene reputación más allá de la reputación+Wilfred tiene reputación más allá de la reputación+Wilfred tiene reputación más allá de la reputación+Wilfred tiene reputación más allá de la reputación
Premios Recibidos
Mencion De Honor Denunciando 10 Años Mencion De Honor Denunciando Mencion De Honor Denunciando 
Total De Premios: 4

  
Predeterminado Respuesta: Perú ganó la guerra contra el comunismo armado, y no fuimos a La Habana: Hernando De Soto

La tecnología avanza mucho más rápido que la ley

En el fondo, la minería ilegal florece por una falta casi absoluta de claridad en términos de derechos de propiedad. Bajo tales circunstancias, ¿es posible que un avance tecnológico como el blockchain, la tecnología detrás de la criptomoneda Bitcoin, permita una especie de formalización de facto de grandes sectores de la economía sin intervención alguna del Estado? De Soto no cree que tal solución sea factible.

Si se quiere proceder para hacer las cosas de la manera tradicional, es decir que todo esto sea bendecido por la ley, ningún blockchain, ningún sistema tecnológico va a ayudar a cortar el camino, porque a la larga la digitalización es la conversión de algo que está por escrito en algo digital. Primero hay que tener algo que es legalmente válido y certificado. Entonces mientras no se acabe la informalidad no entra en una computadora.

No obstante, de Soto sí le apuesta a la tecnología para avanzar con cierto tipo de formalización independientemente de los estados. Actualmente, explica, está trabajando en la creación de un contrato informal aceptado por todas las partes y puesto en un smart contract (contrato inteligente) que le haga el salto a la garrocha al sistema legal sin que sea ilegal. Porque sencillamente la gente en general está de acuerdo que lo escrito contractualmente le responde mejor que la ley. Así que ajustarse a esta realidad obviará la ley, lo que ocurrió muchas veces en la historia del mundo.

Bitcoin es un caso en el cual los hechos han avanzado mucho más rápido que la ley. Y la ley no puede prohibir, entonces se las arregla para luego ajustarse. Fue lo que pasó en la Revolución Industrial en Europa. Primero las cámaras de comercio sacaron bonos, hicieron contratos, tenían árbitros, y el Estado vino mucho después. Esa es una posibilidad.

Pero una cosa es hacerlo en Estados Unidos donde hay 5% o 2% de ilegales y otra en un país donde hay 50% o 60% de ilegales y una clase de juristas y abogados tan poderosos y conservadores como los que tenemos en nuestros países.

Los terroristas avanzan donde no hay derechos de propiedad

Al inicio de su charla en Conservatives International, de Soto aclaró que él no es primordialmente un académico, sino un hombre de negocios que lideraba una de las firmas de consultoría ingeniera más grandes de Europa, pero se volvió un activista para los asuntos latinoamericanos al notar que “ideas muy sensatas no estaban siendo aplicadas”.

Tras fundar el Instituto Libertad y Democracia, sus propias ideas acerca de la informalidad y la economía en general lo llevaron a influenciar las más altas esferas de la política del Perú, donde los expresidentes Alan García (1985-1990; 2006-2011) y Alberto Fujimori (1990-2000) lo reclutaron para que los ayudara a ganar la guerra contra Sendero Luminoso, la guerrilla maoísta que en 1988 controlaba el 60% del territorio peruano, dejando a Lima prácticamente cercada. En ese momento, RAND Corporation, un centro de pensamiento militar de Washington, calculó que Sendero Luminoso se tomaría Lima— y por ende el gobierno del Perú,— en 1992.

Para de Soto, la pregunta esencial fue: ¿cómo un grupo terrorista que tenía menos del 1.5% de favorabilidad entre los peruanos logró controlar el 60% del territorio del país? Las cifras demostraban que, inicialmente, la lucha comunista de Sendero Luminoso no logró calar entre comunidades indígenas y campesinas que “ya habían tomado el camino hacia la propiedad privada y la Revolución Industrial”. Así que “cuando los comunistas intentaron organizar una economía colectiva, los campesinos lo resintieron”. Y también se resistieron al yugo del comunismo, razón por la cual se dispararon las muertes en combate entre 1981 y 1982, el período en el que el entonces Presidente Fernando Belaúnde (1980-1985) desplegó al ejército en un conflicto que no pudo controlar la policía.

No obstante, cuando los líderes de Sendero Luminoso reconocieron que no podían eliminar la propiedad privada, decidieron empezar a protegerla, emitiendo títulos de propiedad extralegales y brindándole a la población seguridad para sus posesiones por medio de sus armas. Esto, argumenta de Soto, explica la expansión territorial del grupo maoísta. Y no es un fenómeno limitado al Perú: cuando el Estado no emite títulos de propiedad para defender un derecho básico de la población, grupos armados como el Estado Islámico, Al Qaeda, los Talibanes y las FARC sí lo hacen.

“Ellos les ofrecen a las personas protección para sus casas, sus tierras, sus activos; les dicen que están de su lado. No son la ley pero sí tienen un fusil”, afirma de Soto. Por lo tanto los grupos terroristas son muy efectivos a la hora de expandir su imperio en países del tercer mundo, donde, según de Soto, los conflictos realmente giran alrededor de los derechos de propiedad— o la falta de ellos,— y del control del territorio, “como en el Viejo Oeste”.

De Soto aclara que su análisis no fue popular inicialmente porque a ningún gobierno le gusta la idea de que los terroristas están adelantando con ventaja una labor que le compete al Estado. Pero de Soto afirma que, en todos los países con problemas de terrorismo o rebelión donde ha trabajado, “algo estaban haciendo los terroristas para proteger los intereses locales”.

En el caso particular de Perú, “el hecho es que Sendero estaba titulando. Y eso nos dio el pretexto para argumentar que hay que ganarles titulando y vencer la inercia del sistema legal”.

De Soto debió convencer a Fujimori de que la manera de vencer a Sendero Luminoso era a través de la emisión de títulos de propiedad basados en la situación real de las comunidades. El problema, explica de Soto, es que el Estado y la academia pensaban— y aún piensan,— que existen comunidades con propiedad colectiva, mientras que en la realidad las personas de las comunidades se han dividido la tierra según parámetros locales de propiedad privada.

Por lo tanto, esclarece de Soto, la importancia del título de propiedad no es el título en sí, el cual simplemente es un registro que valida la manera en que ya está dividido el mundo. El título refleja una repartición de la propiedad espontánea, “un contrato social que ya existe en el nivel local” y que legitima un acuerdo entre todos acerca de qué pertenece a quién.

Pero un título de propiedad, agrega de Soto, es más que eso:

Cita:
se trata del derecho a vender, a comprar, a hipotecar, a convertir capital en bitcoin, a emitir una garantía, a exportar, a ejercer el derecho a la responsabilidad limitada, el cual protege los activos de una persona.
En esencia, el título de propiedad contiene un elemento milagroso ya que le inyecta vida al capital muerto.

Por lo tanto, siguiendo los consejos de de Soto, el Estado peruano empezó a formalizar tierras y propiedad a través de líderes locales, a quienes les fue otorgada la autoridad para titular y verificar el cumplimiento de títulos y contratos. Paulatinamente, esto le fue restando autoridad y apoyo a Sendero Luminoso. Por otro lado, de Soto afirma que Perú obtuvo el crucial apoyo de Estados Unidos y de América Latina a través de Naciones Unidas en su lucha contra el terrorismo. Tras su captura en Lima en 1992, Abimael Guzmán, el líder máximo de Sendero Luminoso, culpó a de Soto por el declive de su sanguinaria guerrilla, llamándolo un “agente directo del imperialismo yanqui” en el Perú.

Haciendo una clara referencia al acuerdo colombiano entre el Presidente Santos y las FARC, de Soto concluye que, “ganamos la guerra, y no fuimos a La Habana, ganamos en el Perú”.

Teníamos un buen antecedente peruano: no ceder ante el terrorismo

De Soto es crítico frente al acuerdo Santos-FARC porque, en el caso peruano,

Cita:
el terrorismo es mal visto. No pueden entrar en política quienes fueron asesinos, narcotraficantes. Entonces el hecho de que (el gobierno) haya aceptado negociar fuera de Colombia les da (a las FARC) una personería si no jurídica por lo menos política e internacional. Entonces yo hubiera preferido que no se hiciera así, lo cual no quiere decir que yo hubiera querido que continúe la guerra.
De Soto dice que ha visto la negociación entre el gobierno Santos y la guerrilla con preocupación desde su punto de vista latinoamericano. “Creo que, con Colombia, somos países hermanos. Somos una cultura, los latinoamericanos”, afirma. Y considera que, a raíz del resultado del acuerdo en Colombia, los demás países de la región deben ser vigilantes y asegurarse de “que esto no vaya a tener consecuencias por todos lados”.

“Porque me imagino que a un presidente peruano hoy en día, ante un rebrotar terrorista, le van a sacar el antecedente colombiano mientras que anteriormente teníamos un buen antecedente peruano que era no ceder ante el terrorismo”.

Por lo menos el 51% de los votantes colombianos que rechazaron el acuerdo Santos-FARC en las urnas el pasado 2 de octubre estarían de acuerdo con su análisis.

La buena noticia: el libre mercado está conquistando la tierra

Si bien ese 51% de los colombianos son conscientes del problema que significa premiar la violencia con curules en el Congreso y otros privilegios políticos, no tantos están dispuestos a presionar a los gobiernos para que tomen los pasos necesarios para solucionar el problema de la falta de derechos de propiedad. Y, como sugiere de Soto, la solución no vendrá mientras gobiernen quienes consideran que los pobres no son emprendedores cuando la evidencia demuestra todo lo contrario. Si la mitad o la mayoría de los empleos son informales según estadísticas de los mismos gobiernos, la realidad es que prácticamente todos esos informales están emprendiendo.

Las buenas noticias para los liberales clásicos, anuncia de Soto, es que “el mundo ya ha acogido el libre mercado. El problema es que no hablamos el lenguaje de los pobres”. Cuando haya una alianza entre políticos librecambistas por un lado y los emprendedores informales por otro, estos últimos podrán, como anuncia el Evangelio, heredar la tierra.

Daniel Raisbeck - PanAm Post

__________________
http://imgs.re/images/2015/06/05/Wilfred.gif
+Wilfred no está en línea   Responder Citando
 
Page generated in 0,08956 seconds with 11 queries