Chile llegaba a la Copa Confederaciones tras conquistar dos Copas América consecutivas en la tanda de penaltis. No necesitó marcar en ninguna de las finales para desesperar y superar a Argentina. Ante Alemania intentaron repetir el plan, pero el error del 'Chelo' Díaz les condenó a hacer algo que no habían logrado durante las dos finales anteriores, marcar. Y Chile hincó la rodilla. Ganar tres títulos, consecutivos o no, sin marcar en la final, estaba entre lo cómico, lo afortunado y lo histórico. Loable la capacidad defensiva del combinado chileno, pero cuestionable su fiabilidad ofensiva en el momento clave de cada campeonato. Desde los once metros siempre fueron infalibles. Y sin el error de Díaz, no era descartable haber repetido el guión de los dos años anteriores ante Argentina. Pero el chicle de los penaltis se estiró demasiado para una Selecció Chilena que ganó sus dos títulos gracias a la 'suerte' de los penaltis. Las dos tandas ocultaron la incapacidad de marcar que han tenido en las tres finales consecutivas que han disputado. Chile se marchó de su tercera final sin ver portería. Un dato tremendo que contrasta con los dos títulos de tres posibles que ha obtenido. Si buen gozó de numerosas ocasiones para marcar, la portería se les volvió a encoger a un equipo que no sabe campeonar si no es desde la tanda de penaltis. Una curiosidad mayor si se observa que durante los torneos sí son bastante goleadores, pero que está marcando el mejor momento de la historia del fútbol chileno.