Una cosa es un foro donde cada quien puede decir lo que quiera y otra bien diferente los organismos internacionales, los gremios empresariales o los Estados con los cuales se mantienen relaciones comerciales o diplomáticas.

Por ello, cuando por ejemplo un empresario o una multinacional quiere invertir en Colombia no estudia los chismes forales sino consulta las entidades de riesgo, las cifras económicas, los diagnósticos de los organismos nacionales e internacionales, etc.

Por ejemplo, un buen indicador es la OCDE y resulta llamativo cómo Colombia le falta poco para cumplir todas las exigencias para pertenecer a este exclusivo club al que sólo ingresan quienes tienen un manejo responsable de muchas variables que califican al miembro como un Estado responsable.

Igual sucede con las tres principales calificadoras de riesgo (Standard & Poor's, Fitch Ratings y Moody’s) que monitorean los avances de la economía nacional para dar nota y su perspectiva, En el caso de Colombia tiene una calificación BBB que significa el rango de una economía satisfactoria.

Así las cosas, el Estado colombiano está lejos de la perspectiva negativa uribista y, por el contrario, pese a las dificultades propias, regionales y mundiales, ha conseguido mantener el rumbo. Los hechos están a la vista y los analistas serios son los encargados de divulgarlos.