Aclaro. Considero que el régimen cubano no es democrático, no hay elecciones libres y el pueblo está en manos de una élite que no permite el disenso. Se está bajo la dictadura del partido comunista y esto es reprochable. Y aunque hay logros en algunos aspectos, el pueblo cubano en general no tiene la calidad de vida que debería tener. La escasez, la limitación a las libertades, los lujos de las élites, son una afrenta a la justicia social.

Lo que quiero resaltar es otra cosa. A Estados Unidos no le importa el régimen político de un país siempre y cuando le sirva a sus intereses. Con la apertura hacia Cuba hecha por Obama las posibilidades de negocios se potenciaron y la inversión privada se ha multiplicado. Cuba en estos momentos es la gallinita de los huevos de oro para los gringos y en general para las multinacionales.

Con esto gana el capitalismo, gana la élite comunista que gobierna la isla y controla los negocios, y en cierta medida gana algo el pueblo cubano al fomentarse la inversión privada, fuente de empleo, pero la dictadura sigue y lo más grave, se fortalece. Pero eso a los inversionistas no les importa. Por el contrario, les favorece porque entre bomberos no se pisan las mangueras. De ahí que Trump prefiera dejar tranquila la apertura a Cuba. Los empresarios estadounidenses son los grandes beneficiados.

Y respecto al lujo hotelero que invade a Cuba, aunque hace rato lo hay en Varadero, es una realidad. Lo malo del cuento es que se hace para los turistas ricos. El pueblo cubano apenas lo vive mirando las vitrinas.