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Antiguo 24-03-2017 , 11:47:28   #86
Hannibal Lecter
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Predeterminado Respuesta: El Topic De Los Psicopatas



Como medida alternativa a su vagancia y alcoholismo, Jeffrey se enroló en el ejército y comenzó a aprender anatomía humana para servir como médico de rescate. Por primera vez estaba contento con lo que hacía y obedecía reglas y órdenes establecidas. Su carácter parecía haber cambiado de ser retraído e inseguro a extrovertido y sonriente.

Tras ser expulsado del ejército por su alcoholismo, Dhamer regresó a E.U. y se mudó con su abuela en Ohio, ahí se estabilizó su vida un tanto hasta que un día, en la biblioteca del pueblo, un hombre le dejó una nota ofreciéndole sexo, a lo cual él se negó, pero tiempo después confesaría que ese fue un momento decisivo puesto que despertaría en él un deseo incontrolable de mantener relaciones sexuales con hombres sumisos.

En este punto, Dahmer no encontró cosa más sumisa que un maniquí que robó, al que observaba y con el que se masturbaba hasta que su abuela lo encontró y le ordenó que lo desapareciera. Comenzó a asistir a los clubs gays de Ohio donde conocía a hombres a quienes llevaba a hoteles para invitarles bebidas adulteradas con un somnífero para que cayeran inconscientes. Esto llegó al punto en que intoxicó a un hombre de tal manera que pasó una semana en el hospital.



En noviembre de 1987, Jefree conoció a un chico de 25 años llamado Steve en el bar 219; de ahí, ambos se fueron a un hotel y Dahmer utilizó su vieja técnica de agregar somníferos a la bebida de su acompañante hasta que cayera inconsciente. Jeffrey pasó la noche con el joven. Cuando despertó se dio cuenta de que su acompañante estaba muerto, con moretones y sangre por todas partes; él no recordaba nada pero entró en pánico. Salió y compró el estuche para trajes más grande que pudo encontrar. Metió el cadáver ahí y escapó en un taxi hacia la casa de su abuela donde lo desmembró y ocultó sus partes. Después de ese segundo ataque decidió que no iba a tratar de controlar esos impulsos criminales, más aún, iba a buscar saciarlos.

El tercer ataque fue en contra de un chico de 14 años a quien recogió en la calle y ofreció 50 dólares para que le practicara sexo oral. Lo drogó y lo estranguló, se quedó con el cuerpo más de una semana escondiéndolo en el sótano de la casa, y con el cual continuaba teniendo sexo, explorando sus más perversas fantasías. Cuando el cadáver se comenzó a podrir, Jeffrey lo desmembró y lo enterró en el patio.

Richard Guerrero fue su cuarta víctima; usó el mismo modus operandi: pasó unas horas junto al cadáver antes de desmembrarlo y tirar pequeñas partes a la basura, hasta que eventualmente el camión se había llevado todo su cuerpo parte por parte y en un lapso de varios días.

Su abuela le pidió que se mudara y lo hizo. Rentó un departamento al este de Milwaukee y un día recogió a un pequeño chico de 13 años a quien invitó a su casa. Ahí lo intentó violar pero el chico logró escapar. Lo arrestaron bajo cargos de abuso sexual en segundo grado pero sus asesinatos todavía eran un secreto.

Tras cumplir una breve condena de servicio comunitario, Jeffrey atacó de nuevo. Asesinó a un joven afroamericano de 28 años, momificó su cabeza y sus genitales y los guardaría en el locker del lugar donde trabajaba. Dentro del siguiente año, Jeffrey continuaría con los asesinatos matando a 13 personas más, en su mayoría afroamericanos y bajo su ya establecido modus operandi.

Una noche recogió en la calle a un chico de 14 años, lo drogó y, mientras éste dormía, salió en búsqueda de más alcohol. El chico se despertó y salió a la calle donde un vecino lo vio y llamó al 911. La policía llegó al lugar y comenzó a cuestionar a Jeffrey. Ahí, él les explicó que el chico era su amante, les mostró fotos que le había tomado y argumentó que el muchacho había bebido demasiado y por eso actuaba de esa manera. La policía le creyó y una vez más se escapó de la justicia al tiempo en que mantenía oculta su vida como asesino serial. Tan pronto como los policías se fueron, Jeffrey mató al joven.

Tras algunos meses, los cuerpos de sus víctimas ya comenzaban a apestar demasiado, por lo que Jeffrey decidió comprar un tambo en el que disolvería con ácido los miembros desmembrados de sus víctimas para después tirar los restos por el excusado. Una cosa llevó a la otra y sus deseos parecían insaciables. Pronto decidió que con el objetivo de que sus víctimas se quedaran literalmente con él, Jeffrey comenzaría a comerlas para sentir qué era tenerles literalmente en su cuerpo.

“Eso [comérselos] me hizo sentir que ellos se convertían en una parte permanente de mí”, argumentó en una entrevista.

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