La historia de “La Sirena Real”, el joven que llegó a ser el transexual más famoso de Venezuela
Fue un 27 de febrero de 1990 cuando Luis Fernando Silva Salas, de 26 años, llegó al mundo en el Materno Dr. Raúl Leoni, en el sector El Marite. Fue el motivo de superación para su madre Beberlis Coromoto Salas, quien luchó incansablemente para salir adelante con su hijo.
La realidad de Luis Fernando fue la pobreza. Estudió en colegios del sector Bajo Seco hasta los 10 años, aproximadamente, cuando él y su madre se mudaron hasta el sector Los mangos, cerca de Los Olivos, y allí culminó su adolescencia.
“Luis fue un niño muy delicado, sifrino. Siempre fue muy sutil con las cosas, y desde pequeño dio muestras de lo que quería ser. Se vestía de mujer, se maquillaba y se ponía los tacones de su mamá”, comentó uno de sus mejores amigos, Pedro Tuviñez.
Reunidos en el salón de belleza Kamila, propiedad de Beberlis, un grupo de amigos comentaron anécdotas de Luis Fernando, y que cómo fue creciendo en el mundo de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales (LGTB).
Luis Fernando a los 15 años descubrió su verdadera inclinación, y desde entonces comenzó a salir a las calles, pero no fue sino hasta los 17 años cuando decidió abandonar su casa y dedicarse a luchar por sus sueños, ser una modelo sexual reconocida.
Inició su mundo
Pedro y sus amigos cuentan que lo vivido por Luis Fernando en las calles fue una lucha para él. Empezó a codearse con “Cheito”, quien reside en San Francisco y es conocido en el ámbito LGTB como “Sheila”, a quién llegó a considerar su “madre” en ese nuevo mundo.
Fue desde ese momento, a los 17 años, cuando comenzó su verdadera carrera como transexual. Desde esa edad empezó a establecerse en las calles de la Maracaibo, específicamente en la avenida 5 de Julio, cerca de Las Laras.
De a poco fue ganando su terreno y sus clientes, algo que para muchas de sus compañeras no le era de agrado. Sin embargo siempre mantuvo su perseverancia y escaló entre los gustos de los usuarios que transitaban por esta vía.
Army Romero, uno de sus conocidos dijo que “Luis era un varoncito flaquito y bonito. Su transformación se dio poco a poco y llegó lejos, llegó a ser la más hermosa de Venezuela. Para nosotras es un gran ejemplo a seguir”.
Sus operaciones
Fue a los 19 años cuando Luis Fernando empezó su transformación. Pedro cuenta que a esa edad viajó a la ciudad de Bogotá, en Colombia, y se “hizo” los senos y los glúteos, y desde entonces su carrera se impulsó gratificantemente para ella, hasta convertirse en un “boom”.
Era solicitada con frecuencia en las calles y empezó a ser un modelo a seguir, o un ídolo, para muchas personas ligadas al mundo LGTB.
Su personalidad era ocurrente. “Decía que no había nadie como ella y así era. Su belleza la llevó a la cúspide. Una vez que salió adelante ayudó mucho a su familia y a muchas de nosotras. Hace un tiempo estuvo muy enamorada, duró como dos años con esa relación. Nunca la vi así, se amaban mucho”, señaló Romero en una entrevista.
Sin embargo no todo fue color de rosa. A la “Sirena” le salieron muchas enemigas en el mundo LGTB, al punto a que ella decidió agregarle a su seudónimo la palabra Real, para llamarse “La Sirena Real” y no ser confundida o comparada con sus adversarias.
Pedro, quien además de ser su amigo de infancia es su padrastro, señaló que Luis Fernando se realizó muchas operaciones para poder obtener la figura deseada.
“Él se hizo los senos, los glúteos, se hizo varias liposucciones, se hizo una afeminación de rostro con la que retocó sus pómulos, frente y mejillas, pero lo que si nunca se hizo fue una reasignación de sexo. Su actitud fue de un transexual hasta convertirse en una mujer en todos sus aspectos y lo logró”.
Su muerte
De acuerdo a información suministrada por un familiar de la Sirena a NAD, las complicaciones que tuvo se debieron a que el implante de uno de sus glúteos se reventó producto de una caída y no a una inyección como se había informado.
Luis Fernando desde hace 11 meses se encontraba en los Estados Unidos junto a Harold, conocida como Valeria, a la espera de la residencia.
Se supo que una semana antes de su muerte, específicamente el sábado 21 de enero, la “Sirena Real” se resbaló en una piscina, y al caer se golpeó una de sus nalgas, causando el rompimiento de uno de los implantes, el tercero que se había colocado en su vida, lo que generó una silenciosa infección.
Dos días después, el lunes 23 de enero, llamó a su mamá, Beberlis Coromoto Salas, y le comentó que sentía un malestar en su cuerpo. La situación se fue agravando y la infección que causó el biopolímero afectó su humanidad, en especial los pulmones, presentando una complicación que le causaría la muerte el siguiente lunes, 30.
Su mamá realizó los trámites necesarios para viajar y gestionar la repatriación del cuerpo de su hijo pero le negaron la visa, por lo que este viernes le firmó un poder que autorizaba a Valeria a realizar la cremación.